Ezekiel, el amigo que cambió mi vida

En mi años de juventud, ha pasado trabajo para aceptar mi apariencia física. Durante el tiempo en la escuela primaria, encontré difícil hacer amigos y por eso siempre me sentía mal. También encontré raro que los compañeros de mi edad no quisieran hablar conmigo.

Yo tenía diez años y estaba viviendo en Brooklyn. Un día, jugando afuera en el parque de la escuela los estudiantes me invitaron a jugar. A primera vista, pensé que ere raro porque no querían hablar conmigo y luego de repente querían jugar conmigo. 

Había un estudiante que se llamaba Ezekiel fue el único que me cuidó durante los años en esa escuela y me dijo “no confíes en ellos” (en los otros estudiantes de la misma clase). Claro, no lo creí porque creía que era un oportunidad para sentirme aceptado. Cuando estábamos jugando, sentí que los otro muchachos tenían algo planeado, porque me di cuenta de que estaban jugando demasiado duro con las manos, pero no con los otro estudiantes, solo conmigo. Estábamos jugando tag, y en el final del juego yo estaba corriendo y me estaban persiguiendo, cuando esa persona me tiro a suelo de propósito. 

Me enojé y le pregunté por qué hizo eso y dijo “porque tú pareces una vaca y tu piel es fea.” Cuando dijo eso me tiré arriba de él y le aruñe en la cara. Obviamente los estudiantes rápidamente le dijeron a la maestra lo que pasó, pero dijeron que fue culpa mía y que el estudiante que yo aruñé no hizo nada malo. Ezekiel estaba presente y le dijo al maestro que eso no fue lo que paso pero el creía que Ezekiel estaba diciendo mentiras para protegerme. El maestro no entendió la situación y tenía que resolver con el principal de la escuela. El principal me mandó para la casa y me dio un suspensión de tres días, cuando el otro muchacho se fue sin castigo. 

Mi mamá me recogió y me preguntó qué pasó porque la escuela la llamó pero no le dijo muchos detalles de la situación, nadmás que “le pegué a otro estudiante“. Le expliqué la situación con los estudiantes de la clase y comenzó a llorar. Me explicó que mi piel no es algo por lo que me tenga que sentir mal. Hay gente que tiene lo que yo tengo y es normal y nada más afecta a la piel, no a la salud. En ese momento yo aprendí que no debes dejar que las palabras de una persona te afecten tus emociones porque no te va a ir bien si dejas que una persona te moleste con palabras. Cuando entré a la escuela después de los tres días, entré con un actitud diferente, pero, claro, mi mamá tenía que hablar con el maestro del incidente. 

Cuando entré a clase me di cuenta que los estudiantes estaban hablando de mí, pero no le di mente. Me senté solo en la mesa y estaba haciendo lo que tenía qué hacer, cuando Ezekiel se sentó conmigo y me invitó a ir al cine con su mamá. En realidad, no sabía qué decirle porque nadie nunca me había preguntado una cosa así y le dije que yo tenía que preguntar a mi mamá

Mi mamá dijo que sí, pero si ella iba también porque yo no tenía edad de ir afuera solo. Eventualmente, fuimos a ver una película y fue el primer recuerdo de nosotros. Después de este evento pasamos más tiempo juntos, me invitaba ir a su casa y también para paseos familiares. Ezekiel es una persona bien importante en mi vida porque sin él no habría aceptado el color de mi piel.