Los deportes cambiaron mi vida

Mi nombre es Alejandro. Crecí en Queens, Nueva York toda mi vida. Cuando tenía 10 años era pequeño y flaco. Hasta mis amigos y familia me llamaban “flaquito”. Era muy antisocial y casi no hablaba, no jugaba mucho con otros y estaba solo la mayoría del tiempo. Me preocupaba si encajaría con los otros niños. No me gustaban los programas para niños, juguetes de niño, o las otras cosas que les gustaban a los niños. 

Desde que yo tenía 4 años, tenía la suerte de tener juegos electrónicos. Jugaba casi todos los días después de que terminaba mi clase o cada fin de la semana. Yo era unos de eso niños que solo tenía amigos por el juego. Casi nunca salía al parque, así que casi no me gustaban muchas actividades físicas. En el gimnasio de mi escuela, no participaba, me quedaba sentado o en la esquina.

Mi visión iba mal, así que tenía anteojos desde pequeño. Mis notas de escuela bajaron porque perdía el foco en mi trabajo y me distraía pensando en juegos todo el día. Mi mamá escondió todos mis juegos y me dio la opción de ir a un campamento de “boy scout” o jugar deportes. Para el campamento, tenía que irme de la casa por dos meses en el verano y eso era la última cosa que yo quería hacer, así que me metí en deportes. Comencé jugando básquetbol, fútbol, béisbol, y no me gustaban. Quería jugar fútbol americano porque conocía muchos compañeros en mi escuela que jugaban. Le di un chance y me cambió la vida.

Me gustó todo del fútbol americano. Me gustó lo agresivo que era porque me quitó todo el miedo que yo tenía, me enseñó como tener un pasión por algo.Aprendí disciplina, cómo trabajar y comunicarme con otros, a no ser egoísta porque eso afecta a los demás y a también hacer amigos. También me enseñó la importancia de la salud física. Comencé a comer y hacer más ejercicio hasta que crecí y obtuve músculos. Jugué por otros 10 años y me enamoré del juego.