Un pedacito de mi vida.

Era un Domingo primero de enero del 2016 cuando llegue desde El Salvador a Nueva York. Después de casi 15 años sin ver a mis padres los volvería a ver otra vez por primera vez. El ver a mis padres otra vez era una emoción tan grande en mí, que no cabía en mi pecho. Cuando ya por fin los vi de nuevo, creí que lo demás de adaptarse al país sería fácil. Cuando llegue aquí, mis padres jamás me contaron que tenía que aprender un nuevo idioma, por consiguiente, aprender ese idioma me llevaría por muchos retos. Mis padres ya tenían años de estar viviendo en los Estados Unidos y jamás me habían contado que el inglés era muy importante o que al menos era necesario para poder sobre salir en este país. Cuando estaba en El Salvador creía que solo era en algunas partes de los Estados Unidos que se hablaba inglés ya que mis padres jamás me hablaron una sola palabra en ese idioma. 

 Cuando llegue aquí y comencé a salir a diferentes lugares, me comencé a dar cuenta como era tan necesario saber el lenguaje público “ingles”. Cada día que pasaba en este país descubría que el inglés es algo muy fundamental en la vida de las personas que soñamos con algo más que solo venir y trabajar. Mis objetivos de venir a este país son porque quiero estudiar, sueño con sacar una carrera en medicina, pero nunca pensé que el inglés sería una barrera en mi vida. Cuando inicié a asistir a la escuela de Hempstead high school me di cuenta que no iba a poder sobrevivir en esa escuela, ni en la sociedad de personas universitarias, si no aprendía inglés. Aunque muchas personas hablaran español y la mayoría de clases fueran en español en mi escuela, entendí que si quería sacar una carrera profesional en este país tenía que aprender inglés a como diera lugar. Todo este tiempo me he preguntado con mis padres y otras personas han hecho para poder estar en este país sin no saber muchos inglés. Imagino que no ha sido fácil para ellos. Yo solo llevaba unas semanas y ya me sentía perdida o que no pertenecía a este país. 

En cierta ocasión salí con madre a comprar cosas para el hogar. Mi madre estaba contenta con migo pues tenía años de no verme y decidimos salir. Cuando llegamos a una tienda,  si no me equivoco era un “ 99 store”. Comenzamos a buscar las cosas que necesitábamos y decidimos ir a pagar pues ya habíamos encontrado todo lo que buscábamos. Recuerdo que cada vez que entraba a una tienda era como decirle a mi corazón que en ese momento tenía que latir más fuerte de lo normal o como decirle a mis nervios que en ese momento en especial tenían que visitarme. Me sentía así porque cada vez de llegar a una nueva tienda era que tenía que intentar comprender o hablar inglés. Cuando estábamos en la caja para pagar lo que habíamos tomado de  la “99 store”, recuerdo que le dijeron a mamá el total y aparte la persona que cobraba quiso sacar conversación con nosotras pero ni mamá o yo le entendimos. Mi madre me miro con tristeza, o vergüenza quizá por no saber lo que la cajera decía y verme intentar a mi responderle. Las personas llegaban a entender que mamá no les había comprendido. Mamá me miraba y las otras personas pretendía que yo hablaba inglés. Muchas de las personas de las tiendas se dirigían a mí. Ellos querían hablar conmigo y trataban que fuera yo la que les tradujera. Muchas veces quise a hacerlo pero fracasé en el intento. En esa tienda quise hacerlo pero solo fueron intentos fallidos. Fue tan triste para mi ver la cara de mi madre de frustración, y vergüenza y  no poder ayudarla me rompió el corazón. Fue ahí cuando por primera vez sentí la dureza del inglés en mi vida. Sentí coraje, tristeza, me sentí sin la capacidad de poder hacer algo. En ese momento entendí que tenía que aprender inglés a como diera lugar. 

Después de ese momento en la “99 store” me di cuenta que la escuela no me estaba dando la ayuda necesaria para poder aprender inglés. Así que comencé a recibir clases extras después de la escuela normal, por las tarde para poder aprender el idioma. Entré en un programa que tiene “Circulo de la Hispanidad”. Para poder estar en ese programa tuve que hacer muchos esfuerzos. Primero, tuve que dejar las tardes de familia para poder asistir a las clases, ya que las clases eran de 6 de la tarde hasta las 9 de la tarde. Segundo, con mi familia tuvimos que hacer ajustes económicos pues en ese programa había que estar pagando mensualmente. No recuerdo cuanto había que pagar pero creo que era lo justo por la enseñanza que nos daban. Pues creo que lo que  sé de las reglas gramaticales del inglés fue ahí en ese programa que lo aprendí.  

Cuando ya había pasado un año  y medio de estar estudiando en ese programa, me sentía con más confianza en el idioma, confianza que con una sola experiencia más hablando ingles en público se destruyó. Cuando las clases de la high school habían terminado, o es decir había llegado el verano, tenía vacaciones por lo tanto tenía tiempo libre para poder hacer otras cosas, como trabajar. Por lo tanto, en  esos meses de vacaciones mi mamá me llevó a trabajar, donde ella trabajaba.  Estando en ese lugar pude ver que solo las personas como los jefes, gerentes y administradores hablaban el idioma público. Las trabajadoras como mamá no necesitaban saber el idioma pues había quien les tradujera para que pudieran hacer el trabajo que se les pedía. Al ver eso pude comprender cómo es que ella no le había puesto interés a aprender inglés, pues no era algo que fuera necesario en ella. No lo ocupaba en su trabajo y para otras cosas era más fácil saber español pues vivimos en barrios latinos y la mayoría sabe español.  Los primeros días del trabajo fueron normales, conforme los días pasaron las personas me comenzaron hacer preguntas, querían saber más de mí y de quien era yo. Algunas personas eran amables y otras por el contrario se burlaban de mi por no saber inglés. Pues la gran pregunta que todos me hacían es que si sabía inglés. Me hacían mucho esa pregunta porque me miraban muy joven y pues para ellos yo debía estar en un mejor puesto. 

 En uno de esos días, llegó una persona de las que hablaba inglés, persona que solo se dirigían a los ‘managers’, pero para mi sorpresa esa persona me comenzó hablar, pensó que yo sabía inglés, pues supuso eso porque me miraba muy joven y creía que había nacido aquí. Yo con mucha confianza en lo que sabía del idioma le respondí y quise tener mi primera conversación en inglés. En ese momento me sentí bien orgullosa de poder entender lo que esa persona me decía, no fue hasta que comenzó a hacerme preguntas y no supe que responder. Decide hacer como que ya no le he escuchaba. Creo que jamás olvidaré esa pregunta. El preguntó cuando iniciaría  la escuela de nuevo y yo no pude entender la palabra “start”. Luego él dijo, “en septiembre creo que comienzan” y fue ahí que descubrí que “start”  significa comienzo. Toda la confianza que tenía en el idioma inglés se fue abajo en ese momento. Quise haber salido corriendo de ese lugar. Mamá solo me vio y puede ver en su mirada tristeza y lastima por mi persona. Me rompió el corazón ver la cara de mamá por segunda vez de tristeza al verme querer hablar inglés. Fue ahí que decidí que nunca sería suficiente con lo que ya sabía de inglés. Había que trabajar más duro para poder alcanzar mis objetivos. 

Después de ese evento, decidí que seguiría con mis clases extras pues les había puesto un alto porque se me hacía difícil llevar la escuela regular y las otras clases. Las tareas que me dejaban, las cosas que había que hacer en casa, y seguir por las tardes estudiando más, me estaba agotando. Pero todo eso tenía que volver hacerlo pues quería aprender inglés a como diera lugar. Volví a mis clases de inglés. Pase casi 3 años en ese programa. Fueron tres largos y duros años de mi vida, pero puedo decir que valieron la pena. Pues ahora no se perfectamente el inglés, pero sí lo suficiente para poder hablar en público. 

De lo anterior, puedo concluir que ambas experiencias fueron tristes y vergonzosas al mismo tiempo. A pesar de todo lo que me paso, pude ver como las experiencias que pensamos que son negativas pueden llegar a ser positivas en nuestras vidas. Para mí al final estas experiencias me ayudaron a no darme por vencida con el inglés. En ellas pude ver lo duro de esta sociedad, pero así mismo pude verme a mí misma ser fuerte y no dejar que nadie me humillara solo por no saber lenguaje público. Cuando uno no habla el lenguaje público es muy difícil poder sobrevivir en este país, sobre todo si somos personas jóvenes que queremos superarnos. Relatar estas historias me da tristeza pues puedo ver cómo me hubiera gustado que en mi escuela me ayudaran más para poder aprender inglés. La escuela o las personas que la administraban nunca se tomaron en serio la educación de los demás y mía. Nunca se dieron cuenta del daño que nos hacían al no darnos las clases en inglés. Sobre todo, nunca vieron la gran cantidad de jóvenes que nunca aprendieron ingles porque había profesores que no se tomaron su trabajo en serio de enseñar el lenguaje público. Al final, aun sigo aprendido inglés, sé que esto es un proceso largo y que requiere dedicación. Ahora es más fácil que cuando inicié. Los obstáculos solo nos lo ponemos nosotros y somos igual nosotros quienes los derribamos. Vale la pena el sacrificio pues el premio es mucho mejor. En conclusión, lo más bonito de todo esto, es que nunca más volveré a ver tristeza en  la cara de  mi madre por verme que no sé hablar inglés.