Cuando yo era pequeña y estaba en la primaria sufrí acoso e intimidación escolar por parte de unos compañeros de clase. Esto sucedió cuando yo tenía 10 años en mi clase de quinto año en la escuela Hooper Ave, en el distrito escolar de Los Ángeles en California. La escuela estaba llena de estudiantes latinos y africano-americanos por ser parte de una comunidad de minorías. En mi clase solo éramos estudiantes latinos y mi maestra era estadounidense y solo hablaba inglés. Nací y crecí en Los Ángeles y asistí a diferentes primarias a causa de mudarnos constantemente de casa. Hooper Ave fue la última escuela que asistí y en la que permanecí por el resto de los años primarios porque vivía a solo unas cuadras de ahí y fue donde mi familia se estableció para estar cerca del resto de la familia.
Los primeros dos años fueron muy agradables y casi siempre estaba en clases donde había estudiantes mayores que yo por estar en un nivel un poco más avanzado. Cuando entré a cuarto y quinto grado, los últimos dos años de primaria, seguía habiendo estudiantes mayores que yo en mi clase. En el quinto grado, el último año antes de entrar a la secundaria, fue cuando las cosas estaban más tensas ya que había estudiantes que reprobaron, no pudieron pasar al siguiente curso escolar y terminaron en mi clase. Ahí fue cuando empezó el acoso.
Un día mi maestra me dijo que tenía que revisar mi mochila, pero yo no sabía por qué. Otro día me llamaron a la oficina de la directora porque querían hacerme unas preguntas que para mí eran confusas, pues me preguntaban si yo tenía problemas con otras estudiantes. Yo no tenía problemas con nadie. No sospechaba nada y no sabía por qué me habían sacado de clase para preguntarme eso y a mi mamá nunca le avisaron. Un día en hora de recreo la maestra fue a buscarme al patio y me preguntó si yo había estado en el baño. Le contesté que no y que una amiga podía confirmar que había estado en el patio con ella todo el tiempo. No entendía lo que estaba pasando ni por qué me estaban haciendo estas preguntas.
Hasta que un día una compañera me platicó que las estudiantes mayores estaban inventando cosas de mí. Cuando le pregunté cuáles eran esas cosas me dijo que inventaron que yo me iba a pelear en un baño con otra estudiante de otra clase y que a la maestra le habían dicho que yo era quien inició la pelea. Le pregunté a mi compañera si sabía quién era la estudiante que estaba diciendo esas cosas y me la señaló. Yo ni si quiera conocía a esa estudiante y nunca la había visto. También me enteré por medio de otras compañeras que las estudiantes mayores se habían quejado de mí con la directora porque decían que tenía problemas con ellas.
Todas esas mentiras fueron lo que causó que me sacaran de clase para interrogarme. Yo no tenía ninguna conexión con las estudiantes que me estaban acosando ni tampoco sabía por qué lo estaban haciendo.
Después de este incidente dejé de confiar mucho en las personas y en especial en las maestras. Después de la culminación de la primaria entré a una nueva escuela en la secundaria para el nuevo año escolar.