La mejor noche de mi vida

Yo soy muy tímida. No me gusta la gente y odio salir, pero me gusta la música. Escucho muchos grupos y diferentes géneros, sin embargo mi banda favorita son los Strokes. Los he escuchado toda mi vida. Estoy obsesionada, así que tengo todos sus álbumes en CD, vinilo y casete. Yo hablaba de esta banda con mi amiga Alma todos los días en texto porque nos gustaban. La conozco desde el segundo año de secundaria y ahora las dos teníamos 20 años y estábamos en la universidad. Cuando los Strokes anunciaron que iban hacer un concierto en Barclays Center en Brooklyn, supe que tenía que ir porque no habían tenido un concierto en Nueva York en muchos años. Compré las entradas inmediatamente e invité a Alma. Me pasé meses investigando el Barclays Center; cómo funcionaba como sala de conciertos y cómo acercarse lo más posible al escenario.

Me desperté el 31 de diciembre de 2019 a las 4 de la mañana y esa noche no pude dormí porque estábamos esperando durante meses para este concierto. Esto no me parecía real y yo estaba nerviosa. Llegué a Barclays Center a las 6 de la mañana porque queríamos estar cerca de la banda. Busqué a mi amiga y la encontré temblando a un lado del recinto. Éramos los segundos de la fila.

A medida que pasaban las horas hacía más frío. Compartimos una manta y nos acurrucamos para entrar en calor. Comimos nuestras hamburguesas favoritas y cotilleamos sobre la universidad. Hacía meses que no la veía, pero seguíamos llevándonos bien. Era agradable tener a mi amiga de vuelta. También nos divertimos mucho hablando con otros fans sobre los Strokes y su música. No soy una persona muy sociable, pero Alma me animó a ser amable y a hablar con los demás. A las 7 de la noche nos dejaron entrar en el recinto. Era un caos. De alguna manera conseguimos primera fila y gritamos de alegría.

Cuando empezó el concierto tenía mucho miedo de ser juzgada; en el sentido de que no bailaba bonito o no cantaba bonito. No quería ser el ridículo, pero me dije que me olvidara de eso. Me di cuenta que estaba en este concierto que había soñado toda mi vida con mi amiga, así que no podía dejar pasar esta oportunidad. Como resultado me puse a bailar y a cantar. Cogí la mano del cantante mientras cantaba mi canción favorita delante de mí. Era precioso. Llegó la medianoche, de hecho era el año nuevo. Lloré y abracé a mi amigo mientras caía confeti.

Esta experiencia me dio el valor de ser yo misma sin pedir disculpas. También aprendí que salir no era tan malo y que podía ser divertido. Correr riesgos en la vida puede ser realmente bueno. Este recuerdo es muy querido porque lo sencilla que era la vida en aquel entonces. Lo libre que era. Lo fácil que era antes de la pandemia.