La historia de una migrante

Me gustaría presentarles a María. Originaria de Ecuador, emigró a los Estados Unidos en abril de 1995 cuando era joven. Se mudó al distrito de Queens en la ciudad de Nueva York. Ella vino a este país para tener una vida mejor y tener más oportunidades. Cuando llegó aquí por primera vez, fue un momento muy difícil para ella, ya que estuvo casi sola la mayor parte del tiempo cuando llegó por primera vez. 

 Cuando vino a los Estados Unidos, ya tenía dos hermanos aquí. Pero ella vino sola y alquiló una habitación en ese momento. Ella no tenía mucho dinero en ese momento. Estaba trabajando en una fábrica que le pagaba lo mínimo para sobrevivir. Debido a tanto estrés y sufrimiento cayó en una depresión. Tuvo una vida difícil. Tenía un préstamo que pagar, pero siguió adelante con una actitud positiva. En su tiempo libre estudiaba inglés para comunicarse en el trabajo y con la gente fuera del trabajo. En esos 30 años de vivir en Estados Unidos cumplió sus metas. Como resultado, trabajaba muchas horas casi todos los días de la semana. Ella trató de ahorrar tanto dinero como pueda pero no fue suficiente para satisfacer sus necesidades. Como resultado, obtuvo una gran cantidad de conocimientos sobre la vida a partir de esa experiencia. Cada vez que le preguntaban qué había aprendido, respondía: “He aprendido que nada es imposible”. 

 Fue en entonces que aprendió que nada viene gratis y fácil en esta vida. Es fundamental avanzar con gran entusiasmo y positividad para tener éxito. Fue por ello que logró triunfar en los Estados Unidos durante mucho tiempo. El hecho de que ella tuviera la ciudadanía estadounidense era una de las cosas de las que estaba más orgullosa. Tan pronto como se convirtió en ciudadana, sintió muchas emociones. Sin embargo, las emociones más significativas fueron la felicidad, el orgullo y el sentimiento de que pudo lograr lo que quería.