Amor venenoso

Mi abuela nació en Colombia en 1964. Es una mujer fuerte y graciosa a la que le gusta cocinar, conversar y cuidar a su familia. También le encanta la música, el baile, las películas y los animales. Siempre me dice que mi pasión por los animales es debido a ella. Creció en la ciudad de Cali con su madre y dos hermanas antes de vivir en los Estados Unidos. Emigrar a Nueva York fue un gran evento en su vida, pero fue incitado por el dolor y el miedo.

Su niñez en los años 60 era muy alegre y está llena de recuerdos de jugar en los árboles y los ríos. Los niños de esos tiempos pasaban los días afuera en la naturaleza. Pero después me cuenta que cuando tenía ocho años sus padres se separaron. Fue algo muy impactante para ella y lo describe como de un momento a otro no tener padre. Era difícil para ella, su hermanas, y su madre, pero aun así siguieron con la vida. Afortunadamente, su madre tenía apoyo de su tres hermanos durante esos tiempos duros. 

Cuando tenía 23 años mi abuela visito los Estados Unidos por primera vez. Entró sin documentos por México y luego decidió regresar a Colombia. Durante ese tiempo conoció muchas ciudades, como Los Ángeles, Houston y Miami. Aquí mi abuela empezó una relación amorosa con un hombre. Él le compraba joyas, ropa, zapatos y mucho más, pero con el paso del tiempo su verdadero carácter comenzó a mostrarse. 

Era un hombre muy celoso y posesivo. No le gustaba que los otros hombres miraran a mi abuela, aunque era una mujer muy bonita y llamaba la atención de todos. Empezó a exigirle que no mirase a otra gente cuando estaban afuera, no ponerse ropa reveladora y no salir sin él. Un día pelearon sobre esto y la golpeó. Su cara estuvo morada varios días y no fue la última vez.

El machismo es muy prevalente en la cultura hispana. Significa que su novio sentía el derecho de controlar cada aspecto de su vida y tratarla como su propiedad. Mi abuela se puso muy mal porque nunca pensó que él la trataría así. Lo amaba mucho pero decidió volver a Colombia para estar con su familia. Esto lo puso furioso y también se fue a Colombia para perseguirla.

Mi abuela se escondía en la casa se su mamá. Sabía que él la buscaba y no iba a parar. Un día él apareció enfrente de la casa y pregunto si estaba allí. Su mamá dijo que no y que no volviera. Mi abuela quería darle otra oportunidad, pero su mamá le dijo que no y la convenció para irse de nuevo a los Estados Unidos con visa. Estaba muy preocupada por la salud de su hija y sabía que estaría más segura allá. 

En la semana siguiente se presentó en la embajada de EE.UU. para conseguir una visa. Estaba sorprendida y muy alegre cuando se la dieron. Se fue a Nueva York para crear una nueva vida. A la misma vez, el hombre escuchó esta noticia y enfurecido hizo planes para perseguirla otra vez. Llegó hasta la frontera, pero lo detuvieron por tener papeles falsos. Mi abuela se sintió aliviada cuando le dijeron esta noticia, como si le hubieran quitado un peso de los hombros. 

Los primeros seis meses en Nueva York fueron difíciles. Tenía que ajustarse a una cultura con mucha diversidad y diferentes maneras de vivir. Especialmente era arduo estar alejada de su familia y se sentía sola. Cada oportunidad que tenía pagaba para llamar y hablar con ellos. También mandaba plata para ayudar su familia económicamente. 

Decidió quedarse en Nueva York porque se enamoró. Empezó a trabajar en una peluquería como recepcionista y conoció a su esposo. Él era un peluquero muy guapo que trabajaba ahí. Empezaron una relación y la trataba con mucho cariño, devoción y amor. Eventualmente, se casaron y tuvieron dos hijos juntos. 

En el presente, mi abuela dice que mi abuelo todavía es el gran amor de su vida. Están separados, pero siempre le prepara el café en las mañanas y hablan como amigos. Es un hombre respetable y trabajador.

Mi abuela ve el pasado con nostalgia y dice que vivió una vida plena. Cambiaría la decisión de no estudiar para ser una profesional. Mira hacia el futuro con ánimo y cuida sus dos nietos para que ellos sí puedan alcanzar sus sueños.