Las experencias que cambiaron la vida de un inmigrante

Lizandro, ahora, tiene aproximante cuarenta y seis años de edad. Cuando era joven fue un hombre bien trabajador, orgulloso, inteligente y seguro. A medida que crecía, Lizandro, ha mantenido esa actitud. Su personalidad fue y todavía es muy introvertida, pero es una persona bien amigable cuando lo conoces. Para Lizandro era difícil expresarse y buscó una forma en la música, especialmente en la bachata y el merengue. Ese tipo de música es su favorito y le apasiona. 

Tuvo una vida diferente a la mía, porque como era de otra generación tenían diferente normas. En ese tiempo no tenían la tecnología que tenemos hoy. No había teléfonos, wifi, y cosas así que tenemos en nuestra sociedad ahora. Su vida fue sencilla: se levantaba para ir a la escuela, pero antes de irse tenía que ayudar con los animales de la granja. Lizandro, cuando era un adolescente, no tenía mucha gente cercana. Como dije anteriormente, mi papá tenía amigos, pero no tenía muchos. Sus amigos eran la gente que vivía cerca de la casa. Caminaba con ellos y a veces salían juntos; también tenía a su abuelo y abuela que lo cuidaban.

La escuela comenzaba temprano con el sonido de la campana. Lizandro tenía varias clases para comenzar al día. Las clase incluían matemáticas, ciencias y estudios sociales. Después de su clases salía a buscar su almuerzo. Si no tenía comida para llevar a la escuela, se iba a comprar y su tiempo en la escuela prácticamente se terminaba ahí. Lizandro regresaba a la casa para ayudar más con la granja. Como él vivía en el campo, su familia tenía muchos animales y su abuelo no podía hacerse cargo de todos los animales solo. Por eso Lizandro quería ayudar más y así comenzó su  ayuda continua en la granja. La vida de antes fue diferente y algunos de los adolescentes tenían que comenzar a trabajar desde los trece años y Lizandro fue uno de eso niños que no tenía otro opción. Si no trabajaba, no podía mantenerse en la escuela. Cuando su años en la escuela secundaria terminaron, quería buscar más oportunidades como su hermanos, que habían salido recientemente de la República Dominicana por la misma razón.

Lizandro se fue a los Estados Unidos a los diecinueve años y pasó trabajo con el nuevo entorno. Tuvo problemas para sentirse cómodo, pero eso no le impidió tratar de ser la mejor persona que podía. Su primer año fue lo más difícil porque no podía encontrar un trabajo, no sabía el idioma, y también pasó mucho trabajo llegando de un lugar a otro. Lizandro sabía que él no podía quedarse a vivir en los Estado Unidos sin aprender el idioma y empezó a aprender el inglés poco a poco, hablando con la gente en la calle o los signos que tenían ciertas palabras. Él lo escribía todo en un pequeño bloc de notas para recordar estas palabras y tratar de usarlas como propias. Con el paso de los años, por supuesto, Lizandro se acostumbró a su nueva vida.

Al final, Lizandro querría volver a su vida de antes en la República Dominicana. Dijo que la vida de antes fue mejor que ahora porque no tenía teléfono, wifi, video juegos, y le gustaba esa forma de vida. Le encantaba trabajar con los animales en el campo, también en el conuco. Fue una vida sencilla y le encantaba.