Generación Z: Un cambio necesario

Vivimos en un mundo que cambia constantemente. Si bien esto tiene su ventajas, pues nos ayuda a innovar, también puede ser abrumador. La vida como la conocemos puede llegar a dar un giro inesperado haciendo que en ocasiones un futuro como tal se puede ver incierto debido a los diversos problemas o cambios que nos rodean. Un ejemplo de los efectos de los cambios que ha tenido el mundo en las últimas décadas puede verse en la generación Z. La generación Z, también conocida como la generación de los nativos digitales, ha crecido en un mundo en el que la tecnología ha sido una parte integral de sus vidas desde una edad temprana. La “generación de cristal,” término que se ha utilizado para describir a la generación Z, se dice que es una generación frágil que corre peligro de romperse en cualquier momento, lo cual “resalta” los defectos. Es una generación que se describe como inestable, insegura,e incluso a veces como una “generación perdida” debido a que la ideología que posee, las características que presenta, los problemas que enfrenta y los comportamientos que tiene son diferentes a comparación de las generaciones anteriores. La denominada generación de cristal no es frágil e inestable como la mayoría de personas la consideran. Esta es una generación que está consciente de la importancia de la salud mental, además de ser más sensible a problemas sociales. Es una generación más conectada.

Para ser capaces de entender más esta generación tenemos que tomar en cuenta cómo el entorno en que crecieron los afectó. La tecnología juega un papel importante en la vida de la generación Z, ya que han crecido en un mundo donde los dispositivos electrónicos, el Wi-FI y  las redes sociales son omnipresentes. Si bien la tecnología tiene muchos beneficios, también puede tener efectos negativos en la salud mental y el bienestar de las personas, debido al apego que se tiene hacia estos aparatos. Según una encuesta del Pew Research Center de 2018, el 95% de los jóvenes de 13 a 17 años tiene acceso a un teléfono inteligente y una proporción similar (97 %), además de que los adolescentes revisan sus teléfonos aproximadamente 80 veces al día aproximadamente (Twenge, 2017). Tomando en cuenta lo ya establecido, podemos decir que las redes sociales e incluso aparatos electrónicos se han vuelto indispensables para esta generación. Estos nos ayuda a despejarnos, o incluso olvidar nuestra realidad por un tiempo, y se suele usar como un “lugar seguro.” Hemos ocasionado una dependencia con los aparatos electrónicos (en específico el celular) y redes sociales, a tal punto que estar sin ellos puede crear una vacío o incluso alterar nuestra estabilidad, creando ansiedad o sentirnos incompletos en su ausencia. 

Se podría decir que los seres humanos son frágiles y vulnerables. Nos atormentan heridas del pasado y nos vemos afectados por nuestro entorno fácilmente. Sin embargo, el reconocerlo no siempre es fácil pues esto requiere ayuda profesional y valor para aceptarlo y seguir adelante. A diferencia de las generaciones anteriores que a menudo ignoraban o minimizaban los problemas de salud mental, la generación cristal entiende la importancia de cuidar su bienestar emocional. De acuerdo a una encuesta realizada por la Asociación Estadounidense de Psicología  en 2020 “7 de cada 10 adultos de la generación z (de 18 a 23 años) experimentaron síntomas comunes de depresión durante la pandemia”. Esta es la generación que ha experimentado tasas más altas de ansiedad y depresión a comparación de las generaciones anteriores, incluso antes de COVID. En 2019, el Pew Research Center reveló que el 70% de los adolescentes (de 13 a 17 años) dijeron que la ansiedad y la depresión son problemas importantes entre sus compañeros. Estos sentimientos o problemas mentales son más comunes a comparación de lo imaginado, sin embargo todavía existe cierto tabú hacia estas o no son tomadas “en serio.” Cabe añadir que la gen Z no es la única que se enfrenta a ellos, pero sí la más afectada. Generaciones anteriores han presentado diversas enfermedades mentales, por ejemplo el 33.7% de adultos de 26 a 49 años y el 28.1% de personas de 50 años o más tiene prevalencia de cualquier enfermedad mental.” (Instituto Nacional de Salud Mental 2021).

Sin embargo, esta es una generación que también es significativamente más propensa a buscar ayuda profesional por problemas de salud mental cuando la necesitan. Los miembros de este grupo son más propensos que sus pares mayores a buscar asesoramiento o terapia de salud mental. Alrededor del 37 % de la generación Z, una tasa más alta que cualquier generación anterior, informa haber recibido ayuda profesional. Aun así, el acceso a la atención sigue siendo un problema. “En 2019, por ejemplo, solo el 43 % de los jóvenes de 12 a 19 años con un episodio depresivo mayor recibieron tratamiento de salud mental” (The Annie E. Casie Foundation 2021).  Si bien no todos son capaces de recibir la ayuda por diversas razones, “se estima que el 87 % de los adultos jóvenes de la generación z se sienten cómodos hablando sobre la salud mental en general con otras personas, y el 63 % se sienten cómodos hablando sobre sus propios problemas de salud mental” (Charlie Health Library 2023). Esta autoconciencia y la voluntad de buscar apoyo y hablar de sus propios problemas mentales son signos de fortaleza, no de debilidad. Son capaces de reconocer cuando no están bien; cuando tienen problemas, lo aceptan y buscan ayuda mostrándonos su carácter. En otras palabras, se podría decir que la generación es más consciente de su salud mental y esto ayuda a eliminar el estigma y hace que hablar de esto sea más fácil, se considere normal.

Tomando en cuenta que en toda nueva generación hay influencia de las generaciones pasadas pero también hay ruptura en la construcción de ideología en contraste con generaciones anteriores, esta generación es más consciente de las injusticias que existen en el mundo y están impulsando el cambio social. La generación Z participa activamente en conversaciones sobre racismo, igualdad de género, protección ambiental y otros temas que son importantes para ellos. Por ejemplo, en una encuesta realizada  por la aplicación de redes sociales Yubo en 2020 que involucró a casi 39,000 miembros de la generación Z con sede en los Estados Unidos, encontró que el 88% de los encuestados cree que los estadounidenses afroamericanos o de descendencia afroamericana son tratados de manera diferente a los demás. Además, casi el 90 % de los encuestados dijeron que apoyaba Black Lives Matter, una organización que lucha contra el racismo sistémico y la brutalidad policial que involucra a los afroamericanos. Esta generación no tienen miedo de expresar sus opiniones y adoptar una postura sobre temas que afectan a nuestra sociedad, y no tienen miedo de desafiar las normas. También se dan cuenta de que todos tienen diferentes experiencias y puntos de vista, y están abiertos a aprender y comprender estos puntos de vista. Además, la generación z es mucho más inclusiva que cualquier otra generación anterior; están derribando barreras y presionando por una sociedad inclusiva. Quieren ver el mundo de una forma diferente no pretendiendo ser héroes, sino voluntarios sensibles y empáticos.  

Si bien el futuro es incierto y los cambios son inevitables lo único que queda es seguir avanzando. Tenemos que transformar nuestra mentalidad, abrir nuestro punto de vista y entender que los cambios no son del todo malos. Si bien la generación Z contrasta con las anteriores, esto no es del todo malo. Tal vez es este cambio el que necesitamos para mejorar. El aprender sobre poder de la tecnología, la importancia que nuestra salud mental juega  en nuestra vida, además del papel y voz que poseemos en esta sociedad nos puede traer ventajas. A simple vista, esto cambios llegarán a parecer “extraños” para ciertas personas, sin embargo son necesarios para progresar, para conseguir ese futuro el cual no está asegurado.