De luchas al éxito: La historia de una madre inmigrante

Mi madre se llama Marta y ella es una luchadora que inmigró a los Estados Unidos en búsqueda de una vida mejor. Ella vivió su niñez en Honduras, y venia de una familia pobre. Durante los años veía a su papá esporádicamente y no contaba con su apoyo. Cuando se separaron mis abuelos, él dejó de ayudar a los hijos que tenía con mi abuela.  A mi abuela le tocaba trabajar, entonces mi mamá se quedaba en la casa cuidando de sus hermanitos menores. Por esta razón mí mama se inscribió a clases nocturnas y entró al tercer grado tomando clase con gente mucho mayor. Mi mamá pudo llegar al quinto grado, pero allí fue cuando se salió, para seguir cuidando a sus hermanitos.

A los 18 años mi mamá quedó embarazada con mi hermano mayor y no tenía ayuda de su novio en esos tiempos. Era demasiada joven y no tenía modo de darle de comer a su hijo. En Honduras no había oportunidad de trabajo entonces mi mamá decidió venirse a los EEUU a los 19 años de manera illegal por México en el año 1989. Tuvo que dejar su primer hijo, quien solo tenía un año, con su mamá (mi abuela) para que pueda ir y buscar una manera de poder proveerle.

Ella se vino con un muchacho de 15 años, con solamente $40 en su bolsillo. Llegó a Mexico tomando varios buses, y solo comían pan con café porque no les ajustaba para nada más. Además por los 8 días que les tocaron llegar a México, no había chance de poder bañarse, les tocaba asearse lo más que podían en las parades del bus, en baños públicos. No contaba con la ayuda de nadie hasta que llego al Paso Texas, donde su hermano mayor, le mandó dinero para que se comprara un pasaje y se viniera a Nueva York.

Cuando llegó a Nueva York tuvo varios trabajos en la industria de servicios, en una pastelería, en un restaurante, en una factoría y como cuidadora a domicilio. El único trabajo que le duró de esos fue de cuidadora, en el cual trabajo 5 años. Pero el trabajo que verdaderamente transformó su vida fue cuando se metió a la construcción. En 1994 ella entró a la Union 157, pero ella quería salir adelante y aumentar su pago. Entonces decidió inscribirse en un colegio técnico y se graduó de carpintera en el año 1998. Ella trabajó 20 años en la Union, y aunque hoy en día tiene la incapacidad por ese trabajo, no lo cambiaria por nada. Los beneficios que ha recibido en ese trabajo son extraordinarios y le ha dado chance de poder retirarse joven.

Fue una bendición poder llegar a Los EEUU. Tenemos algunos familiares que luchan en Honduras, pero aunque trabajen duro, los logros que se dan en EEUU son de más oportunidades. Este país dejó que los esfuerzos de mi mamá valieran la pena y ella pudo sacar a su familia para delante. Ella vino como una joven buscando una oportunidad de trabajar, para proveer a su hijo, y ella lo pudo lograr. En este país ella se reunió con mi papá, quienes eran novios en su niñez. Cuando tenia 30 años, ella se casó y a los par de años, tuvieron a mi hermano y a mí. Los dos trabajaron en la construcción, y pudieron comprar su propia casa. Mi mamá no se arrepiente de la manera que ella entró a este país, porque pudo venir y lograr su sueño americano.