¡Hola granja!

Esta historia comienza con mis padres. Ellos querían que mis hermanas y yo entendiéramos la naturaleza y de dónde viene nuestra comida para poder estar agradecidos por lo que tenemos. En los diez años que tenía, la cosa más parecida a la naturaleza era un par de árboles en las calles de la ciudad. Pues claro, viviendo toda mi vida en la gran ciudad urbana de Nueva York no he tenido la oportunidad de explorar la naturaleza como lo hicieron ellos. Mis padres crecieron en granjas enormes en Ecuador, llenas de animales y verduras naturales con aire fresco lleno de nuevas experiencias todos los días. Los dos estaban bien orgullosos de dónde vinieron y de cómo crecieron, los dos siempre han creído fuertemente en la idea de trabajar duro por lo que tienes en la vida, una mentalidad que pretendían pasar a sus hijos.

Recuerdo que nunca pensé de dónde venía la comida porque la tuvimos con tanta facilidad.  Claro, eso fue antes de que mi padre nos llevara a la granja. La razón por la que nos llevó a un lugar tan extraño fue por nuestras actitudes privilegiadas. Al tiempo mi hermana mayor Diana tenía doce años yo tenía diez y la bebe de la familia aun solo de un año. Las amo tanto, pero ellas pueden volverse muy irritantes a veces y sé que pueden decir lo mismo sobre mí. Después de semanas llenas de argumentos entre mis hermanas y yo sobre qué comer, junto con nosotras constantemente botando a la basura todas las comidas cocinadas por nuestra madre que no nos gustaban, nuestro papá se cansó de la actitud que teníamos hacia el trabajo duro de nuestra madre en la cocina y puso a un alto a estas acciones.

Después de mucha discusión fue la decisión de mis padres llevarnos a un lugar especial lleno de lecciones del mundo, donde reconoceríamos la vida simple que ellos nos han dado. Entonces un fin de semana mi papá nos atrapó en el carro y manejó tres horas para llegar a una granja en Pensilvania. Cuando nos contó su gran plan, ninguna de nosotras estábamos contentas. La manera en que describió este lugar era horrible, esta no era una granja para divertirnos y jugar con animales lindos, era un lugar de trabajo lleno de lodo y tierra. No les voy a mentir, me dio asco, yo estaba bien enojada con la idea de trabajar en una granja aunque fuera solo por unos días pero esto solo hizo que mis padres se enojaran más conmigo. Después de una pelea íntima con mi padre por esta decisión pude calmarme, me senté en el asiento trasero del auto mirando por la ventana a todos los hermosos árboles y animales que puedes ver cuando sales de la ciudad. El aire fresco entraba por las ventanas con el olor de la hierba verde tan fuerte, comencé a emocionarme a ver todo esto en la carretera y con la idea de ver más cosas bonitas en la granja, tal vez incluso acariciar a un pollo pequeño o montar un caballo, pero eso pronto se convirtió en miedo. Esto era mi primera vez en una granja real, entonces sabía que no estaba preparada para lo que estaba a punto de ver o para el trabajo que estaban a punto de hacerme hacer. Yo quería pensar en un plan para escapar de todo el trabajo duro, pero no tenía mucho tiempo. El carro paró y me congelé con miedo. Habíamos llegado a la granja.

El olor era fuerte y los animales eran ruidosos, esto solo hizo que mi miedo creciera más fuerte. El dueño de la granja se acercó a saludarnos con un pequeño pollito en sus manos que se llamaba Pequeño. Nos dejó tocar a Pequeño y recuerdo que me enamoré instantáneamente de ese pequeño pollo tan suave, y con los sonidos más lindos que hacía. Les rogué a mis padres que me dejaran llevar un pollito a casa, pero solo se rieron de mí, tal vez pensaron que no estaba preparada para una responsabilidad tan grande. De todas formas esa experiencia me hizo calmarme sobre toda la situación de la granja, corrí para ver qué otros animales estaban alrededor y me encontré con una vaca grande. El dueño, Jorge me preguntó si quería sacarle la leche a la vaca porque era la hora de hacerlo. Nunca lo había hecho antes y esta vaca era enorme. Tenía miedo, pero también tenía confianza en mí misma. No sé qué en ese pollito me dio la confianza que ahora tenía con los animales, pero hizo que el miedo desapareciera rápidamente.

Fue una experiencia nueva para mí, pero quería hacerlo bien. Actué como si supiera lo que estaba haciendo porque no me iba a dar por vencida. Estaba decidida a llenar un cubo entero de leche de vaca para poder mostrarles a todos en mi familia que yo no era simplemente una niña mimada. Mis padres tenían mucha información sobre la vida rural, especialmente sobre las vacas, entonces les pedí ayuda. Mi madre vino corriendo hacia mi emocionada y contenta por enseñarme una nueva habilidad. El sentimiento de la vaca era rara pero interesante. Después de que mi mamá me enseñaran la manera correcta de hacerlo, me levanté y corrí para empezar a sacar leche de la siguiente vaca sola. Me tomó tal vez una hora rellenar un pequeño balde con todos los pequeños errores que cometí en el camino. Estaba tan cansada al final de ese trabajo que fui a dormir en el auto. Tal vez eso no iba a ayudar a mi imagen de consentida en ese momento o tal vez iba a ser una historia graciosa, pero no me importaba qué pensaban en ese momento porque solo quería descansar. Tal vez fueron cinco minutos en los que estuve acostada en el carro antes de volver a salir. Para mi sorpresa, todos se reían y me felicitaron por mi trabajo. Claro nadie me había obligado a terminar el balde o incluso a comenzarlo, eso era todo yo. A mis padres les encantaba mi dedicación al trabajo y se reían de lo duro que trabajaba por un pequeño balde de leche que decían que solo podía servir a dos personas.   

Gracias a esto yo aprendí mucho sobre las vacas y la naturaleza, pero lo más importante es que aprendí a apreciar el trabajo duro de los demás. Estas lecciones me han ayudado a formar conexiones reales con las personas en mi vida porque puedo entender sus esfuerzos. Estoy muy feliz que mis padres pudieron darnos esa información a través de experiencias de la vida real. Sin embargo, todavía estoy un poco molesta porque nunca tuve mi propio pollito porque creo que si podría manejar las responsabilidades.