Cuando era niño, siempre quise asistir a uno de muchos parques acuáticos que miraba en los comerciales de televisión. A parte, mi deseo incrementaba más debido a que no se puede asistir a estas atracciones en Colombia por la baja economía. En el año del dos mil dieciséis, decidimos tomar un viaje en familia hacia ” Dorney Park”. El parque se encuentra en el estado de Pensilvania, a unas tres horas de Nueva York en carro. A pesar de eso nos animamos a ir un total de veinte personas, todos en mi casa, unos tíos que vinieron de Colombia para visitar y unos primos míos que también llevaron a unos primos de ellos.
Fue un viaje con mucho suspenso porque estuvo cerca de cancelarse: habían anunciado fuertes lluvias con peligro y además podríamos desperdiciar un viaje de tres horas. Sin embargo, los adultos conversaron y analizaron las posibilidades de ir. Yo tenía quince años en aquel tiempo, entonces mi voto no contaba porque era más importante la seguridad de todos, además, ya estando en este país se podría ir en otra ocasión. Entonces me tranquilice a pesar que en mi mente no me importaba mucho la lluvia. No obstante, me escucharon telepáticamente para al final poder ir a un paseo que siempre recordaré.
Finalmente llegamos al día, empezamos a empacar las maletas para así dirigirnos hacia Pensilvania (mi primera vez en el estado también ). El viaje fue en mi opinión muy bueno debido a que estábamos en familia. Aun así lo pasamos bien en nuestra ida a pesar de que estaba lloviendo fuerte cuando nos fuimos, aunque la lluvia empezó a desaparecer cuanto más nos alejábamos de Nueva York. En cuanto la lluvia se fue, estábamos cerca de Pensilvania, así que decidimos hacer una parada para poder comer y relajar el cuerpo de estar sentado durante todo el trayecto. También puedo decir que la pase bien en esa parada ya que nos pusimos a decir chistes y después de eso retomamos el camino.
Después de todo el trayecto que nos quedaba, llegamos a nuestro destino. Por suerte cuando llegamos, no estaba lloviendo, lo que era buena señal para ir al parque debido a que el hotel estaba enfrente del parque acuático. Entonces llevamos las maletas a nuestras habitaciones para poder cambiarnos porque íbamos a dirigirnos a Dorney Park. Allí nos encontramos con la sorpresa de que este estaba literalmente vacío, a pesar de ser un lugar famoso. Entonces mis primos y yo teníamos una sola orden; montar todas las atracciones todas las veces posibles. Ese día fue como un video musical en donde el artista hace lo que sea. Además, me sentía de una manera maravillosa gracias a la música de fondo.
Por las noches, íbamos a tratar diferentes restaurantes de la zona con la intención de salir de la monotonía de la comida hispana o de Nueva York. Después jugábamos dominó o cartas mientras charlábamos hasta que todos se iban a sus cuartos a descansar. Así estuvimos por dos días seguidos, por lo que mis deseos no se pudieron haber cumplido de una mejor manera ya que yo solo quería ir al parque.
Como todo tiene su final, esta historia también había acabado… o eso había pensado yo. Sin embargo, a alguien se le ocurrió la idea de desviarnos de vuelta a casa para visitar un pueblo cuyo nombre no sé, para ver y probar reservas de deliciosos quesos. Al marcharnos, todos quedamos complacidos con el pequeño pueblo.
Después de irnos, a uno de mis primos se le ocurrió ir a hacer carreras de Go-kart. Lo cual era una buena idea para distraernos ya que estábamos en Nueva Jersey y faltaba alrededor de una hora y media para llegar a casa. Entonces decidimos ir para terminar el paseo divirtiéndonos mucho con algunos de nosotros estrellándonos y teniendo ese poco de competencia al momento de manejar.
Para terminar, llegamos a la casa en la noche debido al denso tráfico de Nueva York. Esto nos provocó estrés debido que todo el trayecto fue rápido, excepto desde que entramos al estado de Nueva York. A parte, todos estábamos satisfechos de haber tomado el atrevimiento de realizarlo en contra de los pronósticos. Al terminar fue un viaje que deja muy lindos recuerdos.