Mi madre siempre ha sido una persona muy importante para mí. Toda mi familia lo ha sido. Pero cuando fui niño, nunca me di cuenta de cuánto era el esfuerzo de criar a un hijo. Mi enfoque era no más ir a la escuela, y jugar. Nunca he parado para pensar sobre lo que pasaba mi madre para criar a sus hijos.
Mi madre es peluquera, y trabajaba en un salón de belleza en Woodside, Queens. Cada día me despertaba para ir a la escuela, me daba de comer un buen desayuno y me empacaba mi almuerzo para comer en la escuela.
Era un fin de semana de la primavera del 2008. Tenía 8 años y estaba en el tercer grado. No tenía clases por ser fin de semana y mi padre también se fue a trabajar, entonces mi madre y yo decidimos que me fuera al trabajo con ella. Estaba muy feliz y alegre que tenía la oportunidad de pasar el día con ella. ¡Era la primera vez que iba a pasar un día entero de trabajo con ella! Entonces, fuimos en el tren 7 hasta Woodside, donde estaba el salón de belleza. No estaba acostumbrado a despertarme tan temprano en los fines de semanas, entonces estaba muy cansado en el camino. Era un viaje muy corto, no tomó más de veinte minutos y ya estábamos allí.
Al llegar, vi un rincón con una mesa y una silla que era donde almorzaban las estilistas, y me estacione allí. Como tenía unos 7 años, no tenía teléfono ni celular ni cualquier dispositivo electrónico para entretenerme. Lleve mi mochila de escuela, y unos libros para leer. Termine mi trabajo y tareas de escuela rápido y empecé a leer. Muy pronto, me aburrí, y empecé a caminar por el salón. Estaban unas cuatro mujeres trabajando, una cortando pelo, otra cepillando el pelo a un cliente. Otra estaba pintando el pelo a alguien y otra peinando a una mujer bien maquillada. Fui a la estación de mi madre, que al momento estaba peinando a una mujer, y empecé a preguntar sobre qué estaba en cada botella de producto en su mesita. Estaba muy interesante cada botella, con tantos colores y palabras desconocidas. Mi madre me explicó qué hacían, pero no entendí. Regrese a mi rincón, y empecé a leer otro de mis libros que traje . Después que terminé de leer, me quedé sentado, pero observe a las mujeres trabajando. Especialmente, a mi madre. Vi como cada vez que terminaba un corte o un peinado, se sentaba con un suspiro de alivio. Me di cuenta de cuánto tiempo estaba ella parada, trabajando cortando el pelo. Me sentí mal, porque nunca me di cuenta de lo duro que era el trabajo de mi madre. Hasta yo, sin hacer nada, y estar sentado, me canse. No podía imaginar lo cansada estaba mi madre.
Me dormí un rato y, cuanto desperté, todos se ha ido del salón y solo estaba mi madre, yo y la jefa del salón. Se despidieron y salimos mi madre y yo. Después dice mi madre: “Ay, mijo, perdón, estaba tan ocupada y no hemos comido todavía. ¿Quieres ir a comer afuera?”. Pensaba que obviamente se olvidó, estaba tan ocupada durante todo el día, ni ella tuvo tiempo para comer. Yo traje algunas galletas para picar y aguantar la hambre, pero ella no ha comido nada! Entonces le dije, bien animado, “Está bien Ma, yo sé que estaba muy ocupada. Ahora podemos ir a comer juntos!” Y entonces, fuimos a McDonald’s, porque esteba cerca y era rápido, lo único que nos importaba porque teníamos hambre.
Ese día es uno muy importante para mí. Era el día que me di cuenta del sacrificio de mi madre. Aprendí lo que hacia todos los días para cuidarnos, y lo duro que es el trabajo. También aprendí, de que aunque esté cansada, no para de pensar en mí, siempre busca que yo esté bien. Aunque estaba tan cansada y con tanta hambre, se preocupó de que yo esté bien primero, que yo coma primero. Le agradezco mucho el sacrificio que a hecho mi madre padre mí, y para mi heramana. Se esfuerza para darnos todo lo que nosotros necesitamos, y más. Solo quiere lo mejor para nosotros, y siempre nos motiva para que seguemos estudiando. Por eso, yo también quiero estudiar y hacer algo en mi vida, para agradecerle a mi madre y mostrar que su sacrificio valió la pena.