El viaje en que me enfermé

Me llamo Nicholas D. Ramírez. Cuando yo tenía 13 años fui con mi familia a Ecuador a visitar a nuestra familia y para ver otros lugares.  

Cuando llegamos, fuimos a dejar nuestras cosas en un hotel y después a desayunar en un restaurante cerca. Yo quería agua pero mi madre dijo no, y que necesito tomar la leche de allá porque es rica y no siempre estamos allí. Mi madre se olvidó que no nací allá entonces mi estómago no es fuerte como el estómago de otros. Yo quería beber algo diferente, pero no me dejaba, entonces, tomé la leche pura de una vaca. Pero me enfermé muy feo, tanto así que ni pude levantarme y caminar. Me quedé en la cama por dos días y me dieron remedios, pero no me ayudó mucho y comencé a vomitar mucho más. 

Mi mamá dijo que yo iba a estar bien, entonces seguimos, pero me puse por y débil. Fuimos por bote a una isla, pero durante el viaje me enfermé más porque el mar fue un poco bravo. Cuando llegamos a la isla donde viven los indios, me acosté en el bote porque no podía caminar. Todos se bajaron y fueron a ver la isla y yo me quedé dormido. Cuando me levanté,  caminé  un poco para encontrar a mi familia. Los indios me vieron y me preguntaron cómo me sentía, dije “me siento muy enfermo y quiero regresar a la casa” porque no podía caminar más. Un segundo después un hombre habló  con mi mamá sobre mi estado. El viejo me dijo que le siguiera. Entonces, yo fui y me acostaron en un cama de madera. El hombre subió mi camisa y sopló  humo de un cigarro encima, y también en mi cara. Después cantó algo y de allí me levanté como si nada hubiera pasado, pero tenía mucha hambre.

En todo esto, yo aprendí a tener cuidado con qué cómo y dónde como. Lo mismo puedo decir de mi mamá, porque ahora no nos fuerza a comer algo de otro país porque no quiere que nos enfermemos otra vez. Pero hasta hoy yo sigo enfermándome con comida de restaurantes.