Vivió para contarlo

Johanna Alverio nació el 19 de agosto de 1973 en Fajardos, Puerto Rico. Es la prometida de mi papá. La conozco desde hace 3 años y es una persona divertida, amable, trabajadora y honesta. Es difícil no verla sonriendo mientras está distraída. Aunque ha vivido cosas horribles todavía posee estas características. Voy a contar la historia de cómo esta increíble mujer sobrevivió un accidente automovilístico cuando era una adolescente y cómo pudo persistir en la vida después de esto a pesar de ser afectada por ello día a día. Quiero contar cómo es una persona que ha luchado por todo lo que tiene hoy y cómo los malos acontecimientos de su vida no han apagado su luz. 

  El 8 de mayo de 1988, cuando solo tenía 15 años, fue gravemente herida en un accidente automovilístico. Ella iba en la parte trasera del vehículo. Los daños fueron tan severos que casi no la encuentran. Johanna nos cuenta cómo un bombero la encontró de casualidad por un zapato que vio. Tuvieron que romper el vehículo para poder sacarla con vida y aun así tuvieron que tirar de ella con tanta fuerza que gritaba angustiada porque le estaban fracturando la cadera. Luego de quedar inconsciente, recuerda haber despertado en el hospital con mucho dolor y ver a mucha gente a su alrededor. Al tener un tubo traqueal, entre otros aparatos médicos, y sin poder moverse, Johanna pensó que su hora final había llegado. Al ver las heridas causadas por el accidente se quedó en un estado de conmoción, estaba tan impactada con la condición en la que se vio que tuvieron que ponerle un calmante para mantenerla dormida.

Johanna nos cuenta que su recuperación fue bastante difícil y que fue un proceso largo. Estuvo tres meses en el hospital en observación y no podía moverse por sí misma. Después de que la dieran de alta tuvo que asistir a terapia para poder tener la posibilidad de volver a caminar como antes. Los médicos le dijeron que era muy probable que no pudiera tener hijos o que tal vez tendría problemas para salir embarazada y de ser así no era seguro que completaría el embarazo. La persona que la inspiró en los momentos más difíciles y la sigue inspirando hoy en día es su tía, Ramonita Barreiro, a la cual ella quiere y aprecia mucho. Su papá y su mamá también estuvieron ahí, junto a otros familiares que estaban preocupados por su bienestar. El apoyo de su familia, especialmente el que recibió de su tía, fue lo que la mantuvo con las ganas y esperanzas de seguir adelante. ”Con la ayuda de ella y la terapia, gracias a Dios estoy de pie.” Nos cuenta que cuando estaba a punto de darse por vencida al verse en una situación donde no podía caminar o moverse, su tía Ramonita y la terapia le dieron la fuerza para continuar.

A pesar de los acontecimientos, cree que tal vez sería mejor persona o qué pensaría diferente si cambiara ciertas cosas del pasado. Sin embargo, dice que siempre permanece humilde y con un buen corazón. A pesar del horror que vivió durante y después de su accidente automovilístico, no se dejó intimidar y obtuvo su licencia de conducir a los 23 años de edad. Al igual, los diagnósticos que recibió de los médicos no la detuvieron y pudo tener tres hijos. Piensa que valió la pena el sacrificio para hoy estar donde se encuentra. Nos cuenta que lo que le pasó son cosas de la vida: “Camino, aunque sea coja, pero camino”. Dice que tal vez hubiese sido peor y que podría haber estado en una silla de ruedas el día de hoy. Al principio se acomplejaba un poco por las cicatrices, aunque estas podían cubrirse con pantalones largos, pero decidió ver la vida diferente y decir que si otros pueden, por qué no ella. 

Tiene un consejo: que las personas no se den por vencidas. “Aunque se sientan agotados, derrumbados. Porque yo sé que no es fácil una situación como la mía, hay personas que han pasado peores y, nada, que no se rindan porque la vida no termina ahí.” Para ella es muy importante tener a personas a nuestro alrededor que nos apoyen y nos den esperanzas. No es algo fácil ser una persona risueña y que trata de estar feliz todo el tiempo o ver lo mejor de cada cosa pero Johanna nos cuenta que es un don que Dios le ha dado. Dice que le da gracias a Dios por ser así y que en la vida se ha encontrado personas que abusan de su confianza, pero que ella siempre va a tener un buen corazón.