Una juventud única

Anita Cordero es una persona muy sincera y honesta. Siempre piensa en otros y como les puede ayudar. Es muy amable y es llena de emociones. Nació en el año 1972 en Ecuador. Ella siempre cuenta historias de su infancia y como era la vida de ella en el Ecuador con sus amigas y primas. Ella valora mucho las memorias y lo que vivió de pequeña.

La infancia de Anita era llena de felicidad con mucha actividad física y reuniones familiares. En ese tiempo no había dinero pero eso no se necesitaba para divertirse. Jugaban con cosas de la naturaleza, a las escondidas y creaban juegos de sus imaginaciones. Tenían muchos animales y les encantaban jugar con ellos y cuidarles. No había peligro de estar en la calle o en el parque y eso les dejaban disfrutar sin preocupaciones. Todos en el barrio se conocían entonces las amistades que tenían eran más grandes.

Las reuniones familiares era lo más importante para Anita. Ella dice que uno de los momentos más importantes que vivió era cuando viajaban en familia a visitar a las iglesias y verle a la virgen. Como no salían de vacaciones, esos viajes se aprovechaban para salir en familia y conocer otras ciudades. Cuando llegaban a las iglesias ellos daban gracias por todo lo que tenían y eso era lo más importante para ella. Sus padres le inculcaron la fe hacia la virgen y eso es algo que ella sigue hasta el día de hoy. Esto le enseñó a siempre ser agradecida por lo que tiene y apreciar las pequeñas memorias que creaban en familia porque no siempre tenían la oportunidad de hacerlo . Cuando ella viaja a Ecuador siempre visita a las iglesias que visitaba con su familia de niña y empieza a recordad de esos momentos que vivió.

Al recordad su infancia, ella compara y prefiere la infancia que ella vivió a la de los niños de hoy. La tradición que tuvo con su familia de visitar a las iglesias es algo que ella valora mucho ya que muchas familias el día de hoy no comparten tradiciones juntos. La verdad es que la tecnología de hoy no permite que los niños interactúen con otros y que disfruten de lo que la naturaleza ofrece. Aprendió que los momentos pequeños que vivió con su familia fueron los más especiales.  Ella disfrutó de las cosas sencillas de la vida y no cambiaría nada de su infancia, solo aconsejaría a los niños de hoy a que aprovechen de la naturaleza y compartan más en familia y con amigos porque el tiempo vuela y al final solo quedan las memorias.