Ensayando voleibol

Cuando era niña, recuerdo haber probado muchos deportes con mis hermanos y primos, pero ninguno se quedó conmigo. Estaba en la escuela secundaria en 2018, tenía doce años en séptimo grado, cuando escuché que podía probar el voleibol esa semana y decidí quedarme a jugar. Un día, después de la escuela, me quedé con mis amigas practicando para el equipo de voleibol.

Recuerdo que me sentía muy nerviosa, pero mis amigas me dijeron que estarían conmigo todo el tiempo. Caminamos por el gimnasio y observamos a todas las niñas practicando. Fuimos un grupo de cincuenta niñas de los dos grados: séptimo y octavo.

La entrenadora se llama “Jessie” y parecía muy seria y enojada. Las niñas también la miraban y pensaban lo mismo que yo. La entrenadora nos decía que corriéramos por el gimnasio, estiráramos nuestros cuerpos y luego comenzáramos a jugar con la pelota en pareja. Con el paso del tiempo, en mi mente ya no me sentía nerviosa. Estaba tranquila y me parecía muy divertido jugar con mis amigas.

En la siguiente actividad, la entrenadora nos dijo que tomáramos una pelota y formáramos una línea contra la pared. “Hoy vamos a empezar a servir la pelota. No me importa si la pelota no cruza sobre la red, solo quiero ver quién puede hacerlo.” Algunas de las niñas no podían servir la pelota con la mano abierta, solo con el puño. Ninguna niña logró servir la pelota por encima de la red, y la entrenadora anotó en su cuaderno cada vez que alguien fallaba.

Llegó mi turno y sabía cómo servir la pelota, pero nunca lo había hecho con tantas personas viéndome. Antes de servir, todos en el gimnasio estaban en silencio. Luego serví la pelota con toda mi fuerza y pasó por encima de la red. ¡Todos los jugadores me aplaudieron y dijeron “¡Buen trabajo!” Traté de tomar la pelota y regresé a mi línea. Estaba tan feliz que no podía dejar de sonreír. Miré a la entrenadora con una sonrisa y luego ella escribió en sus notas.

¡En ese momento supe que este deporte iba a impactar mi vida en el futuro!