Mi abuelito

Siempre he disfrutado viajar. Para empezar, iba cada año desde que tengo memoria a Colombia para ver a la familia de mi madre. Era un gran viaje al que esperaba con ansias todo el año, sin embargo, este  fue un poco diferente. Este año, en 2023, iba ir a Ecuador por primera vez para ver a la familia de mi papi. Iba debido al fallecimiento de mi abuelito, sin embargo, la emoción todavía estaba muy presente sabiendo que iba a reconectar con mi cultura y ver a mi familia que nunca había conocido antes. 

En primer lugar, me sentí nerviosa. Había escuchado sobre la alta altitud y lo común que era desmayarse, y no quería ser una estadística al llegar. Sin embargo, para mi sorpresa, el clima y la altitud eran casi perfectos. Todo lo que necesitaba era un suéter y ser consciente de no correr demasiado rápido. Esto empezaba muy bien. Vi un viejito que estaba vendiendo limonadas y compre mi primer bebida en Ecuador. Deliciosa. 

Al llegar del aeropuerto a la casa de mi abuela, sentí que la mitad de Ecuador estaba allí esperándome. Me quede impactada al ver cuántos miembros de la familia tenía. Tenía 4 tías y 6 tíos que nunca había conocido, pero ellos sabían todo sobre mí. Fue increíble ver cómo todos compartíamos características similares. 

Por muy felices que todos estuvieran de finalmente conocerse mejor, sabíamos por desgracia por qué nos habíamos reunido ese día. Teníamos que ir al cementerio y enterrar a la persona que nos había reunido a todos, mi abuelito. Debido al fallecimiento de mi abuelito durante la pandemia, no pudimos permitirnos ponerlo en un cementerio bonito. Ahora, después de todo el arduo trabajo de la familia, podemos permitirnos un cementerio mejor en una ubicación mas segura. Sabíamos que esto iba a ser muy difícil para todos. Logré ducharme, maquillarme y prepararme para el largo día que me esperaba. 

Hay algo muy hermoso en ver a tu familia reunirse incluso si el evento no es feliz. Celebramos la vida de mi abuelito todo el día. El cementerio fue la parte mas difícil de todo, ver a tanta gente llorando no fue fácil. Intenté hacer todo lo posible para ayudar y apoyar a mi abuela durante esta ceremonia. Después de haber vuelto a enterrar a mi abuelito, regresamos a la casa de mi abuela para una celebración de la vida. Esta fue mi parte favorita del día, ver a todos bailar, reír y disfrutar el momento presente en su totalidad.

En conclusión, mi viaje a Ecuador fue una experiencia transformadora. Por suerte, a pesar del motivo inicial de mi visita, la perdida de mi abuelito, descubrí un sentido de conexión y pertenencia con mi familia que nunca antes había sentido. A través de los momentos compartidos en la celebración de la vida de mi abuelito, encontré consuelo y alegría en la unión familiar. Las lagrimas en el cementerio se mezclaron con risas y bailes en la casa de mi abuelita, recordándome la importancia de valorar cada momento y mantener vivo el legado de aquellos que amamos. En todo caso, este viaje no solo me permitió honrar a mi viejito, sino también descubrir la belleza de la familia y la cultura que siempre llevaré en mi corazón.