Mi papá es un hombre que trabaja duro. Vino de El Salvador buscando una mejor vida y ha puesto mucho esfuerzo en su trabajo en la construcción. A veces, se ve un poco desordenado, con la ropa sucia de tanto trabajar. Sin embargo, es muy fuerte y dedicado. Sus horas de trabajo son extremas, pero lo hace por nosotros, para que tengamos lo que necesitamos. Aunque a veces no tiene tiempo para descansar, siempre está allí para darnos todo lo que podamos tener. Él es el mejor ejemplo de un padre que trabaja por su familia.
Cuando mi papá era niño en El Salvador, su vida era bastante normal. Se despertaba, desayunaba, y hacía las tareas o trabajos en casa antes de ir a jugar. Por la tarde, iba a la escuela, y después regresaba a casa para seguir jugando, cenar y dormir. Luego, el día se repetía. Una de las memorias que más le impactó fue la pérdida de sus dos abuelos cuando era muy joven. Esa pérdida le dejó mucha tristeza en su infancia. Para divertirse, le encantaba jugar fútbol en los campos abiertos donde todos los niños se juntaban para jugar todo el día, o ver TV cuando podía. De niño, nunca pensaba mucho en el futuro, solo vivía el presente, disfrutando el día a día. Sin embargo, soñaba con ser doctor cuando fuera grande y quería estudiar medicina, pero no pudo alcanzar esa meta.
Mi papá está muy orgulloso de su trabajo porque nunca lo han despedido. Siempre ha dejado buenas impresiones y le han ofrecido trabajos mejores debido a su dedicación. También está orgulloso de tenerme a mí, a mi hermana y a mi mamá. Aunque él no es mi papá biológico, es el único papá que yo conozco y quiero. Como inmigrante, él quiere que la gente entienda lo difícil que es viajar, a veces de manera peligrosa, solo para llegar a los Estados Unidos buscando algo mejor. Lo que dejan atrás no les da lo suficiente. Él cree que mucha gente no viene solo para mejorar el país, sino para ser mejores personas y aprender nuevas habilidades. Si pudiera cambiar algo en su vida, diría que desearía haber llegado a los Estados Unidos de una manera legal, con todos los papeles, porque el camino que tomó le ha traído muchos problemas.
Para mi papá, ser un “New Yorker” significa entender y abrazar la comunidad tan diversa y vibrante de la ciudad. Antes de mudarse a Nueva York, vivía en Los Ángeles y no entendía bien lo que significaba ser un “New Yorker”. Sin embargo, después de pasar varios meses aquí, se dio cuenta de que ser un “New Yorker” es estar orgulloso de la gran comunidad, que es tan mezclada, donde la gente viene de todas partes del mundo. Es como estar en primer lugar rodeado de tantas culturas diferentes. Una de las cosas que más le gusta es cómo todas esas culturas se mezclan bien, especialmente en la comida. En Nueva York, puedes probar platos de diferentes países sin tener que salir de la ciudad, como comer una excelente pizza sin tener que ir a Italia.
Al mirar todo lo que ha logrado mi papá, me siento increíblemente orgulloso de él. Admiro profundamente el esfuerzo y sacrificio que ha puesto en su vida, siempre buscando mejorar para darnos lo mejor. El hecho de que haya trabajado tan arduamente en la construcción, a veces en condiciones muy difíciles, y haya logrado construir una carrera sólida, demuestra su determinación y su deseo de ofrecer una vida mejor a su familia. Su capacidad para superar obstáculos y avanzar en su carrera, sin importar los desafíos que haya enfrentado, refleja la verdadera esencia de un trabajador incansable. A través de su esfuerzo, me ha enseñado el valor del trabajo duro, la importancia de no rendirse y de luchar por lo que uno cree. Mi papá es un verdadero ejemplo de lo que significa ser un hombre de familia y un trabajador dedicado, y siempre estaré agradecido por todo lo que ha hecho por nosotros.