Vionette me enseña dos fotos cinco minutos antes de que comience la entrevista. Una de ellas de cuando estaba pequeña, frente a la iglesia principal en Villalba, Puerto Rico, y otra donde es adulta, con su hermana Carmita Maldonado sentada en un sofá en su apartamento en el Bronx, Nueva York el Viernes Santo. Mi madre, Vionette Maldonado, nació en Villalba, Puerto Rico el 2 de julio del 1961 la tercera hija entre sus hermanos. Desde que era niña, la religión era una gran parte de su vida: “Desde muy pequeña me inculcaron las tradiciones de la religión católica, en mi familia, todos seguíamos esas tradiciones”, dice. Ella recuerda haber participado en muchas actividades dentro de la iglesia en la comunidad. Fue parte del grupo de la Legión de María, el coro, y cuando llegaba mayo, ayudaba a coronar la estatua de la Virgen María en la plaza del pueblo. Para Vionette, la religión influía en su vida diaria; conectaba a su familia. Ella nunca cuestionó la religión. Era parte de las cosas de las que estaba acostumbrada. En cada tradición, cada evento y cada día festivo ella participaba, especialmente durante Semana Santa, específicamente en las festividades del Viernes Santo.
Vionette sabía que el choque cultural existía, pero nunca pensó que lo experimentaría personalmente de un modo fuerte y relacionado con la práctica religiosa. Ella lo encontró por primera vez como adulta varios meses después de dejar Puerto Rico y mudarse a Nueva York. Cuando salió de su casa en el sur de Bronx para ir a la iglesia durante su primer Viernes Santo en Nueva York, se sintió confundida. No podía creer lo que veía. La gente actuaba como si fuera un día normal. Ella cuenta: Yo veía a la gente ir a trabajar, la gente de shopping, gente tomando, gente en los restaurantes; para mí fue un shock”, comentó. No había nada de la tranquilidad espiritual que ella esperaba, la que experimentaba en Puerto Rico durante este día festivo. Esto la hizo sentir extremadamente fuera de lugar y la forzó a evaluar algo nuevo.
Este evento enfatizó las diferencias entre Puerto Rico y Nueva York, especialmente en lo que respecta a las tradiciones relacionadas con el Viernes Santo. En la isla, el Viernes Santo era un día para la iglesia, para escuchar las siete palabras, participar en la procesión y luego volver a casa cuando terminaba. Su madre no permitía que estuviera la música alta ni que hubiera mucho ruido. Recuerda que ni siquiera comían carne ese día. Era un día sagrado donde no había nada abierto, lo único que se podía hacer era estar en casa e interactuar con quienes vivían allí. Vionette estaba confundida e incluso aterrorizada por esta cultura diferente; no se sentía cómoda: “Estaba tan abrumada que comencé a cuestionarme por qué estaba aquí”, dice. Sin embargo, su hermana le recordó que las cosas eran diferentes en las Estados Unidos. En sus palabras: “esta era su realidad ahora”.
Aunque todavía estaba desorientada por lo que estaba experimentando, tuvo que acostumbrarse a este nuevo mundo: “Como todo en la vida es costumbre. Yo he venido para aquí. Me fui acostumbrando”. Pero acostumbrarse no significa abandonar lo que uno trae de su país de origen: “Seguí, seguí llevando mis tradiciones”, afirma Vionette. Ella toma todo lo que sabe y lo mantiene cerca porque así fue como creció. Afirma que pudo acostumbra a estas nuevas prácticas a la misma vez que mantenía las tradiciones que tenía en la isla. Vionette estaba lista para asimilarse.
Con el paso de los años, Vionette sigue celebrando el Viernes Santo aunque no sea de la mismo manera. Ella admite que no practica el catolicismo como lo hacía cuando llegó por primera vez a Nueva York y que rara vez va a la iglesia. Sin embargo, todo lo que su madre le enseñó cuando era niña, lo guarda cerca de su corazón. Su primer Viernes Santo en Nueva York fue un momento decisivo en su vida y dice que aunque fue un momento de incertidumbre y desorientación, le demostró que ya no estaba en la comunidad cercana en la que creció. A partir de este momento, todo cambiaría y dependía de ella decidir si la afectaría negativa o positivamente.