Mi nuevo comienzo en Nueva York

En 2012, cuando tenía 16 años, mi familia decidieron moverse de Florida a Queens, Nueva York para un nuevo comienzo. Estaba emocionada de que me esperaba en un nuevo lugar donde no conocí a nadie, pero también bien nerviosa. Me puse a pensar de quien siempre era creciendo en Florida, una niña callada quién tenía pena de hablar. Entonces como nadie me iban a reconocer en este nuevo estado, me puse la meta de renovarme en una persona que hablaba fácilmente, además segura de ella misma.

La semana vino que me tocaba empezar en Forest Hills High School el grado 10, pero primero mis padres me llevaron a comprarme ropa para comenzar. Siempre me ha gustado la ropa cómoda también sin muchos colores para no llamar la atención. Como quería verme más amistosa, escogí ropa que estaba en estilo, pero era un error porque no hablé con nadie por ser penosa, además me sentí incomoda.

Estaba resignada, pero un día vi que las estudiantes podíamos registrar para el equipo de track y field. Me encantaba la idea porque nunca me han gustado los deportes de contacto y pensé que tal vez podía hablar con otros más fácil si estábamos haciendo la misma cosa. El día vino de audiciones y estaba tan cansada cuando terminé que estaba pensando que tal vez no era buena idea, pero cuando la entrenadora me dijo que era parte del equipo, estaba tan emocionada que tenía que hacerlo.

El día de mi primer carrera estaba bien nerviosa, como resultado me dolía el estómago. Ya llevé unos cuantos semanas haciendo amistad con mis compañeras del equipo y practicando pero todavía no me sentía segura de mí misma. Una compañera me invitó a tomar un café antes de empezar mientras otros estaban corriendo. Estaba sorprendida pero me fui con ella y nos sentamos a comer un pan con el café. Ella me empezó hablar de cosas que no tenía que ver con la carrera entonces cuando ya terminamos, me sentí mas relajada. En ese momento, ella me dijo que era normal sentir nervios, pero que no dejara que los nervios me afectaran cuando la carrera comenzara, y eso se quedó conmigo. Hice mi primer carrera y al terminar escuché a mis compañeros gritando mi nombre, también que empujara a terminar bien. Terminé en tercer lugar, pero me sentí orgullosa. Como consecuencia aprendí mucho esa día.

Mirando atrás, me siento más segura de mí misma por muchas razones. Primero, no tenía qué ser extrovertida para tener amigos. Siempre sigo callada, pero dejo que otros me conocen por quién soy. Mi compañera del equipo sabía que yo era nerviosa cuando me tocaba hablar, pero me incluyó, también me invitó hablar con ella sin pena. Entonces sabía que tenía un amiga en ella, y mis otros compañeros. Segundo, que solo tengo que hacer actividades de lo que me gusta, de esta manera puedo sentirme segura de mí misma.