Un cambio que me impactó

 Voy a contar un evento en mi vida en este texto. El evento que voy a contar es cuando cambié escuelas por el tercer grado. El año fue dos mil once, tenía siete, casi ocho años, cuando me dijeron que iba a cambiar escuelas. Vivía en Jackson Heights cuando era una niña. En el segundo grado me mudé. Por supuesto, necesitaba cambiar escuelas para el próximo año. Mi mamá quería que terminara el segundo grado en PS 69 y después empezar de nuevo en PS 41. En esta nueva escuela me encontré con unos cuantos problemas. Con mis compañeros, mis maestras, encajando, haciendo amigos y ponerse al día con los otros estudiantes. Esta escuela fue muy diferente de mi escuela vieja, y lo diferente no siempre es bueno. 

 Recuerdo el día que mi mamá me dijo que yo iba cambiar escuelas para el próximo grado. Estaba tan feliz por cambiar escuelas porque ya no era feliz en mi escuela vieja y tenía poco amigos. Fue una oportunidad para empezar de nuevo. Yo dije a todos en mi escuela vieja que no me iba a quedar aquí el año siguiente.  A mis compañeros de clase y a mis maestros, se lo dije a todos. El último día del segundo grado yo dije adiós a todos. Fui pensando que nunca en mi vida volvería a verlos, pero el primer día del tercer grado comenzó y todavía estaba en PS 69, mi escuela vieja. Tenías unos cuantos problemas con mi transferencias a mi escuela nueva. Tuve una problema con mi dirección, porque me mudé el año anterior. Todos estaban confundidos  porque todavía estaba aquí. Fue por un día que yo me quedo en PS 69 el tercer grado. No volví al día siguiente. Casi una semana pasó o más y ahora yo iba empezar en mi escuela nuevo. 

El año nuevo de escuela ya empezó. El primer día en PS 41 mi escuela nueva, yo llegué tarde a mi clase. Mi mamá necesitaba firmar papeles. Estaban metiéndome en el sistema de esta escuela. Estuve en la oficina para unos cuantos minutos haciendo esto. Después unas de la mujeres de las oficina me camino a mi clase nuevo con mi mama detrás de mí. Yo estaba tan nerviosa, a pesar del hecho que yo estaba feliz de cambiar escuela, pero me daba miedo. Era un entorno completamente diferente y nuevo. En mi escuela vieja muchos, si no todos de mi compañeros, eran latinos. En esta escuela nueva muchos, si no todos, eran blancos. Cuando llego a mi clase nuevo las maestras estaban enseñando la clase de las matemáticas. La mujer de la oficina anunció a la clase y a los maestras que soy una estudiante nueva. Todos me estaban mirando. Sentía las ojos de todos. No me gusta que la atención esté en mí. Eso me tenía muy nerviosa, más de antes. Las maestras me trajeron adentro la clase y me pidieron que me presentara. Yo no dije nada, estaba demasiado nerviosa. Al final me dijeron que me sentaba. Mi primer día fue lento, no hice mucho. Yo tenía dos maestras, los dos fueron muy amables. Yo era muy tímida y me animaban que hablara con los otros niños. No recuerdo mucho de que pasó en la clase cuando estaban enseñando, pero yo recuerdo la hora del almuerzo. Durante la hora del almuerzo yo me senté sola. El primer día no hablé con nadie. Siempre me gustaba estar solita. Estoy más contenta cuando no necesito molestarme con la gente. No hago todo lo posible para hablar con gente. Pero si alguien me habla yo respondo. Yo no fui el único estudiante que estaba nuevo en mi clase. Había otros dos estudiantes, un niño y una niña. Ellos fueron los primeros compañeros con los que hablé. Creo que estaban ahí antes que yo. Hablaba con la Niña un poco pero no mucho con el niño. No teníamos tanto en común. Después de eso no seguimos siendo amigos. Una de las primeras amigas que tenía fue una muchacha que se llamaba Debby. Ella fue la primera de las estudiantes en la clase que me habló. Como ya dije no recuerdo mucho de mi primer día eso fue todo, el segundo día fue que me recuerdo más. 

Mi segundo día mis maestras dijeron que íbamos a la clase de ciencia. Esto fue algo nuevo para mí. En mi escuela antigua una maestra te enseñaba todo. Cuando llegué a esta clase la maestra de ciencia dijo a los estudiantes que sacaran la tarea. Yo me quedé confundida. No sabía que teníamos tarea, ni siquiera que teníamos esta clase. Cuando la maestra llegó a mí y yo no tenía la tarea ella me preguntó: “¿Dónde está tu tarea?”. Nunca en mi vida había visto a esta mujer y ella me estaba preguntando de un tarea que yo ni sabía que existía. Le dije que yo no sabía que teníamos tarea ni sabía de esta clase. Ella me dijo: “¿Y por qué no preguntaste a tu compañeros si tenías tarea para esta clase?”. Ella quería que yo preguntara por una clase que en mi cabeza no existía. Eso me confundió mucho. La maestra me dijo que yo “no estaba preparada”, “que estaba poniendo excusas”. Tenía ocho años y ella me estaba tratando como un adulto que olvidó algo. Después de este punto, ya no me gustaba esta maestra y la mayoría de mis maestros eran de la misma manera. He experimentado esto muchas más veces. Otras cosas que experimenté fue el racismo. Cuando yo era más joven, mi piel era más oscura. Mi pelo era más lacio porque lo dañé. Ahora mi pelo volvió a ser rizado. Por mi pelo ser lacio y mi piel más oscura una vez una niña me dijo algo racista. Era una fiesta de Halloween en la escuela. Estaba vestida de Tiana de Disney, La Princesa y la Rana (Disney’s The Princess and The Frog.) Había un colgante en el vestido de Tiana con la cara de la princesa. Una muchacha blanca de mi clase me miró, y miró el colgante y me dijo: “Ahí te ves como ella porque eres negra como ella”. Me quedé con la boca abierta. Tiana era una a norteamericana de origen africano. Yo soy norteamericana de República Dominicana y Colombia. Yo no estaba vestida como la princesa porque creía que me parecía a ella, como tampoco creía que me parecía a Cinderella o Belle cuando me vestí como las princesas. Me gustaban las princesas y siempre me vestía como las princesas. Esa fue la primera vez que alguien me dijo algo así. La niña rápidamente se dio cuenta de lo que dijo y dijo “oh, quería decir porque estas vestida igual que ella”. Después se fue. Mi mama estaba allí mismo, a mi lado sentada y me miró muy confundida. Ninguna de nosotras pudimos hablar después de eso. Esto pasó el mismo año que llegué a esta escuela. Muchos de los niños me dijeron algo de mi piel o pelo, así que nunca olvidé nada. 

En los tres años que estuve yo experimenté muchas cosas: discriminación, sentirme atrasada y no encajar. Al final aprendí mucho: cómo ser más extrovertida, cómo adaptarme a nuevos lugares rápido, aprendí sobre diferentes culturas y aprendí más inglés porque mi escuela vieja tenía una alta población latina. Tampoco fue del todo malo llegar a hacer cosas que nunca habría hecho en mi antigua escuela. Pero al final aunque esta escuela era académicamente mejor y me dio un empujón en la vida, me gustaría haberme quedado en mi antigua escuela, donde encajaba mejor y donde no tenía que preocuparme por mi spanglish o el color de mi piel o la textura de mi cabello.