Todo es posible

El protagonista en esta historia es alguien que me inspira y me motiva para seguir adelante porque su historia de cómo era su vida antes de llegar a los EEUU es algo muy emocionante. Se llama Galdino Villarroel y es mi padre. Nació en México en una ciudad pequeña llamada Puebla. Es cariñoso, generoso, atento y muy trabajador. Son todas las cualidades buenas que un padre puede tener. De todos sus siete hermanos es el mayor, lo cual le dio la ambición, esfuerzo, y motivación para llegar a los EEUU y seguir adelante. Esto fue porque tuvo que asumir la responsabilidad de ayudar a sus papás a ganar dinero a la edad de seis años.

De niño, ayudaba a sus padres con el mantenimiento de animales en el campo, así que a las cinco y media de la mañana se levantaba para irse. Luego regresaba para alistarse e ir a la escuela a las siete de la mañana. Se iba solito mientras sus padres continuaban trabajando. Después de la escuela, rápido regresaba a casa para ir de nuevo a trabajar. Aunque quería ir a jugar con los demás niños, sabía que el estatus económico de su familia no le dejaba.

Oficialmente, a la edad de ocho años, tuvo su primer trabajo donde ganaba un sueldo. Tenía que soportar las condiciones climáticas y afortunadamente su cuerpo se acostumbró a los trabajos fuertes a una edad temprana. Entonces cualquier trabajo se le hacía fácil, como construcción, donde empezó a la edad de doce años.

Mientras trabajaba, también iba a la escuela. Le encantaba porque le gustaba aprender, por lo cual siempre sacaba buenas notas. Desafortunadamente no pudo continuar con sus estudios porque después del sexto grado tocaba ir a una escuela más lejos y para llegar tenía que pagar el autobús, pero sus padres no tenían el dinero. Dijo: “En el momento en que no pude seguir con mis estudios sentí que desde ahí mi mundo se acabó”.

A la edad de diez y ocho, fue cuando decidió venir a los EEUU para ayudar a seguir ayudando sus y mejorar las condiciones de vida que tenían. Por ejemplo no tenían camas para dormir, nunca tenían medicina, durante los inviernos pasaban frío, cuando llovía también llovía dentro la casa porque había agujeros en el techo, no había espacio suficiente para todos, había días que no tenían nada para comer, el desayuno solo era té de limón.

Cuando finalmente llegó a Estados Unidos, dijo: “En ese momento supe que nuestras vidas iban a mejorar”. Mi padre trabajó muy duro y obtuvo su propio negocio de paisajismo, que le encanta hacer.

Para concluir, como muchos inmigrantes, tuvo las esperanzas de obtener el “American Dream” y su mensaje para todos los estudiantes que leen su historia dice: “Todo se puedo lograr, puedes empezar desde cero, pero si luchas y trabajas fuerte, todo se puede. Aprovechen los estudios, vean todo como una oportunidad y como experiencia de aprendizaje. Nada es imposible si te lo propones”.