Leticia Gálvez, estudiante graduada en Criminología y actualmente oficial del departamento de policía de Estado de New York, tiene una historia que contar. Leticia emigró a New York en diciembre del año 2014 cuando tenía 12 años de edad. Su mamá, Liliana Tovar, emigró cuando Leticia era una niña, en busca de un mejor futuro y mejores condiciones de vida y dejándola al cuidado de su papá, don Alonso. Gracias al sacrificio de la mamá, Leticia dejó el Perú, pero más que dejar su país dejó a su papá. Gran parte de los recuerdos de su niñez los hizo con su papá y el amor hacia él hace que tenga esa necesidad constante de regresar a Perú.
En vista de que ya habían pasado 6 años desde que Leticia había dejado a su familia, ya era tiempo de regresar. Por esta razón Leticia y su hermana organizaron un viaje para visitar a su papá, y este plan no sería como cualquier otro. Lo que estaba a punto de acontecer la llenaba de emociones y expectativas al volverse a encontrar con su papá. Leticia estaba llena de felicidad, nervios, temor, emociones encontradas y mucha ansiedad por lo que estaba por suceder.
Era una bonita mañana en el aeropuerto de Lima, y Leticia ya estaba lista para encontrarse con su papá. Fue un momento inolvidable, don Alonzo corrió hacia ella abrazándola muy fuerte con lágrimas en los ojos. Leticia estaba muy emocionada, abrazando y sonriendo a su papá, pero en el fondo triste porque su papá estaba llorando y ella entendía que el no poder verla por 6 años le había causado mucho dolor. Por parte de Leticia, ella vio un papá diferente físicamente por la edad y el trabajo fuerte, pero a pesar de todo el tiempo que ambos se perdieron, lo más importante era su conexión.
Una de las partes más emotivas fue cuando el papá tuvo que dejar de ver a Leticia como la niña que era cuando se fue, y aceptar que ya era una joven y con pensamientos formados y metas cumplidas. A pesar de los años que Leticia y don Alonso pasaron separados, no se desconectaron ni perdieron esa relación de padre a hija. Leticia sintió esa confianza y amor de padre al instante que lo vio.
Leticia se siente afortunada de poder tener la oportunidad de ver a su papá, pero cuenta que como inmigrante, muchas personas salen de sus países dejando a sus familias sin saber cuándo los volverán a ver. Leticia aconseja a aquellas persona que tienen a sus familiares cerca que los valoren y los disfruten porque el tiempo corre y hay muchas personas que no tienen esa oportunidad.