El año nuevo de miseria

Me desperté con un sentimiento de anticipación y éxito, pero ese sentimiento desapareció en menos de diez minutos. Era el primer día del año 2021; esperaba un año feliz y lleno de posibilidades, pero estaba muy equivocada.

Después de levantarme, mi mamá me llamó a la sala. Estaba sentada en el mueble y me miró con una tristeza que nunca voy a olvidar. Entonces, me dijo que mi prima Yuhlia había muerto.

Al escuchar la noticia, me reí. No porque me pareciera gracioso, sino porque no podía creerlo. Me parecía imposible. Pero en ese momento vi a mi cuñada subiendo la escalera con la misma tristeza en la mirada que tenía mi mamá. Ahí supe que era verdad, y sentí cómo mi estómago se desplomaba. Me puse a llorar y a gritar hasta que no pude más.

Mi prima tuvo un accidente de carro. Era la conductora designada y estaba llevando a tres de sus amigos a sus casas. Mientras esperaba en un semáforo en rojo para doblar, un carro se acercó a 120 mph. ¿El conductor? Un niño de 15 años sin licencia, borracho y drogado. El impacto mató instantáneamente a todos en el carro, excepto a él. Le doy gracias a Dios porque, al menos, mi prima no sufrió.

Mi prima vivía en Miami, así que no la veía mucho, pero siempre fue mi favorita. Me llevaba cinco años y era mi modelo a seguir. Era tan bonita, simpática e inteligente. Me enseñó muchas cosas, y parte de la persona que soy hoy es gracias a ella. Era como la hermana que nunca tuve. Mi hermana real me lleva quince años, así que siempre ha sido más como una madre que una hermana. Pero Yuhlia me enseñó cosas que mi hermana no pudo, y con ella hablaba de cosas que no podía hablar con nadie más. Por eso, siempre le estaré agradecida.

La muerte de mi prima me cambió para siempre. Después de eso, caí en una depresión y mi ansiedad se disparó. Apenas seis meses antes había muerto mi abuela, y esa fue la primera gran pérdida en mi vida. Todo junto fue demasiado para mi salud mental. Estaba sufriendo y no veía una salida. Perder a alguien cercano te cambia la vida. No es fácil, pero te deja lecciones.

Todavía me afecta su muerte, y siempre me afectará. He aceptado eso, pero ahora lo veo de otra manera. Duele, pero me hizo entender que así es la vida. La vida te lanza golpes duros y hay cosas que simplemente no puedes controlar. Pero, sobre todo, aprendí que hay que ser fuerte y seguir adelante. También me di cuenta de que cuando la gente dice que la vida es corta, realmente lo es. Nadie sabe cuánto tiempo tiene. Algo puede pasar en cualquier momento, y nadie es inmune.

Por eso, hay que vivir al máximo y pasar el mayor tiempo posible con las personas que amamos.