Mi sonrisa

Yo tenía 14 años cuando estudié en la escuela intermedia en grado 8 en Susan B. Anthony que está localizado em Hillside, Queens. Era uña niña de mucha energía y que le encantaba jugar en clases de gimnasia. Me sentía más feliz de poder jugar que estar sentada haciendo tareas. Un día tuve un accidente en la escuela que fue uno de los momentos más impactantes de mi vida. 

 Estaba en gimnasia lista para empezar mi clase y el deporte que íbamos a jugar fue fútbol. Mi equipo estaba jugando y el resto estaban sentados esperando su turno. Yo esperaba mi turno para poder jugar la siguiente ronda. Mi compañera al lado, estaba gritando para animar al equipo, pero estaba moviendo mucho sus brazos. Ella me pegó con su brazo a mi boca y eso pasó muy rápido. Cuando siento el golpe en mi boca, me quedé paralizada por un momento. Después me levanté y le mostré a la maestra que sentía algo raro. Le dije a una compañera que me llevara a la oficina de la enfermería. 

 Llegué con la enfermera y me revisó. Me dijo que llamara a mi mamá para contarle lo que me pasó. Se preocupó pero ella no podía recogerme porque estaba trabajando. Tuve que quedarme en la escuela el resto del día y no había nadie más para recogerme. 

 Cuando salí de la escuela mi mamá me llevó al dentista para chequearme. Nos dijeron que no hay arreglo. Le dije a mi mama que vayamos a otro dentista porque debe de haber una solución. Entonces fuimos a otro que afortunadamente nos dieron la noticia de que sí hay arreglo pero que el seguro no lo va a cubrir. Mi mamá tuvo que pagar por varios pagos para mi cirugía por unos meses. Fué muy difícil para mí porque tuve que ir al dentista muchas veces por cada paso de mi cirugía y a mi no me gustó para nada. Hasta descubrí que soy alérgica a la penicilina porque tuve una reacción en la boca y brazos cuando me la pusieron para dormir la boca para la cirugía. La reacción que tuve fue hinchazón de la boca y mis brazos se me hicieron ronchas rojas que por esa razón no pude ir a estudiar por una semana. 

 Me hicieron mi cirugía y todavía seguía sin dolor por la anestesia. Salí de la dentista con mi mama y le dije que ya nos fuéramos a casa rápido porque tenía miedo del dolor que me iba a dar. Se fue a recoger mi medicina después que me dejó en casa. Me dio las pastillas y me costo tomarlos porque no me gusta la medicación. Sentía un poco de dolor pero me lo pase durmiendo todo el día porque me sentía cansada y estresada por mi cirugía. Pase momentos difíciles pero al final se pudo arreglar mi diente. 

 Al final, la cirugía fue muy buena y ahora sonrió como que nada me pasó. Aprendí que debo de estar alerta donde sea que esté y debo de enfrentar las cosas para ver una solución mejor. Es mejor no quedarme callada y decir la verdad porque yo hubiera hablado con mi compañera del costo de mi cirugía.