¡Viniendo a América!

“Vivir en Managua, Nicaragua era como una película”, dice mi mamá. La vida era tan fácil y divertida. Nació en una finca que su papa tenía. Ella tenía todo lo que quería. Era la princesa de la familia. Su padre ganaba dinero para la familia vendiendo arroz mientras la madre se ocupaba de la casa. Vivían ricamente, siempre tenían comida, dinero y siempre se divertían. Su vida cambió cuando llegó el comunismo. Cuando llegó el comunismo, comenzaron una guerra. Durante la guerra en los 70, su padre fue asesinado en su propia casa. Fueron a buscar a sus hijos. Solo vivió con su papá hasta que tuvo 8 añitos.

Tuvo que mudarse en un barrio afuera de Managua, Nicaragua, con su mamá y hermanitos. Al lado vivían su tía, tíos y primos. Viviendo en una casa con tres hermanos y tres hermanas no fue fácil, pero se divertía. La libertad que tuvo fue una de las mejores experiencias de su vida. Jugaba con otras chicas,  tenía su propia jardín, tenía naranjas, mandarinas, jugaban con los palos de los árboles. Cada fin de semana iba a un río cerca y jugaba con sus amigos. Cogía un coco de un árbol. Pero como no tenía su papá, a veces fallaba su estudios porque tuvo que trabajar joven. Empezó a trabajar a los 8 años. Vendía bolsas de agua al peso y fue una experiencia muy diferente comparado a la vida viviendo en una finca. 

“Tuve que salir Nicaragua durante toda la guerra, para empezar una nueva vida”. La juventud terminó temprano y tuvo que hacer un cambio para poder tener un futuro exitoso. Llegar a los Estados Unidos era un sueño que todo niño tenía. Ella dijo que la sensación de ver la nieve por primera vez fue maravillosa. Estaba tan acostumbrada al calor, que siempre cuando miraba la nieve en las películas, se emocionaba. Los edificios eran tan altos y había muchos. No había ninguno en su vida del barrio o la finca en Nicaragua.  La diversidad de la gente era como otro mundo. Estaba muy acostumbrada a estar con solo hispanos la mayoría de su vida. En Manhattan, había gentes por todos lugares del mundo. Era muy alegre y se sintió segura con todos los policías que estaban ahí. La vida en el barrio o en la finca es totalmente diferente. Comparaba los autos, las casas, la ropa, todo parecía como si era del futuro. “Todo el mundo iba muy rápido, como si estuvieran en problemas”, dice mi mamá. Estaba un poco nerviosa por eso.  

Llegar a la casa de su hermana y su tío fue una gran sorpresa para ellos. Estaba muy feliz, muy feliz de volver a ver a su hermana en años. Su hermana vivía en Jamaica, Queens. En ese momento había muchos hispanos que se sentían cómodos en la zona. Hacer una nueva vida, formar una familia maravillosa, adaptarse a este país fue uno de los mejores recuerdos de todos. Ahora ella está viviendo feliz para siempre.