Detrás de un soldado

Desde niño siempre me gustaron las películas de guerra, las armas, la acción y adrenalina que un soldado tiene. Mis padres complacían ese sueño comprándome armas de juguetes y todo lo relacionado a un soldado. Recuerdo que las usaba tanto, que tenía que hacer mis propias pistolas y rifles de madera porque las dañaba. A esa edad no sabia la historia detrás de un arma y de la persona que las dispara. Tuvieron que pasar años para descubrirlo, hasta que me uní a las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos. A mis 22 años de edad en condiciones extremas, lejos de casa, viví la experiencia de convertirme en soldado y disparar.

No sé con certeza de donde nació dicha pasión por los soldados y armas, ya que mi familia tiene relación con la música. Creo que las novelas de mafias y películas como las de Rambo jugaron un papel importante en mi niñez hasta mi adultez. Me interesaba mucho como el FBI, DEA, NAVY Seals, DELTA Force resolvían las peores situaciones y crímenes en todo el mundo. Fue por eso que en el año 2020 cuando tenia 20 años comencé a estudiar Criminología para en un futuro ejercer la Ley. Un día de charla en la Academia de Policía en Whitestone conocí al sargento Hernández quien me explico sobre la Guardia nacional y sus benéficos; donde quede convencido y motivado de lo que quería hacer con mi carrera y mi futuro. 

Al calificar y cumplir con los requisitos para entrar a la Guardia Nacional deje  mi casa con 22 años de edad para completar el entrenamiento militar. A ese punto comenzaba todo, estaba desde cero y no sabia lo que me espera al bajar de aquel bus. Todo empezó con un recibimiento fuerte por partes de los sargentos instructores, y un fuerte presentimiento de que las cosas no iban a estar fáciles. Luego de 2 semanas ya educado con la diciplina militar y con nuevos amigos, me estaba acostumbrando a lo que iba a ser mi casa por 5 meses. 

Llego la quinta semana, donde tenia que aprender a disparar, y para mi era la parte mas esperada del entrenamiento. Esta etapa fue la mas dura ya que las armas son hechas para matar y cualquier error puede terminar con la vida de tu amigo o de ti mismo. El clima  jugo un papel en contra porque las temperaturas eran tan frías que el rifle parecía un bloque de hielo. Me comencé a sentir muy nervioso mientras caminaba hacia la línea donde tenia que disparar, ya que no sabia lo que podía pasar, que tan fuerte iba a sonar, si la fuerza si la fuerza iba a rebotar en el rostro, o si el compañero a tu lado dispara mal y te mata. Pero en fin dieron la orden para disparar y me asusto mucho ya que a mi dos lados tenia a dos soldados disparando y su ruido era muy fuerte, fue ahí donde con valentía aprete el gatillo y salió esa primera bala. Después de disparar una serie de 5 balas me sentí totalmente diferente, tuve la sensación como si hubiese dejado de ser un niño y me convertía en una persona madura o hombre. Al disparar durante toda la semana agarre confianza y pude calificar y cumplir con un requisito de graduación. 

Mi experiencia fue distinta a la de muchos, pero todos compartimos el mismo deseo de calificar para convertirnos en soldados. En lo sentimental pude descubrir mis miedos y valentía al disparar un arma de fuego. Por otra parte pude estar detrás un arma y dentro de un uniforme, pude sentirme como algunos de aquellos soldados que tanto vi desde niño. Actualmente soy policía militar en la unidad 442 y mi deber es hacer que otros soldados cumplan la ley.